La semana pasada se alborotaron los agentes económicos. Los antecedentes son que había preocupación de cómo iba a financiar el Estado el pago de los bonos Globales, que se vencen hoy, dada la aguda iliquidez fiscal. Como las autoridades no anunciaban nada, se temía alguna salida peligrosa; por ejemplo, que tomen dinero de los bancos: del fondo de liquidez o el encaje.
En medio de esa zozobra, sale a relucir la Resolución 155 de la Junta Monetaria con fecha noviembre 25, que permite la inversión de fondos de la banca en papeles del Estado emitidos en mercados internacionales.
Varios días después de conocerse la 155, voceros de la banca clarifican que se trata de algo pedido por ella misma, que tan solo les abre la oportunidad que los dineros que ya están obligados a invertir en papeles del Estado emitidos en el mercado interno, puedan invertirse también en papeles en el mercado internacional. Eso los beneficia, aclara la banca, puesto que en momentos de iliquidez interna, es más fácil vender papeles en el mercado internacional, que en el interno.
La agitación del mercado habría ocasionado una mayor salida de depósitos del sistema. Las autoridades debieron explicar la medida antes de tomarla. No han aprendido de errores anteriores. Por ejemplo:
-El haber eliminado la transparencia en el balance del Banco Central, que permitía ver qué respaldo existe para cada segmento de pasivos. Ahora, hay dudas.
-La terquedad de querer mantener la posibilidad de emitir dinero electrónico, no solo administrarlo, con lo que se alimentó el temor que era la herramienta diseñada para salir de la dolarización, preocupación que el Presidente se encarga de mantener viva reiterando cada vez que tiene la ocasión que la dolarización es la causa de todos los males y que lamenta que exista.
En los primeros 10 meses del año el público retiró USD 1 827 millones de sus cuentas corrientes y de ahorro y de esa suma guardó USD 1 561 millones bajo el colchón.
Esta reducción de depósitos, injustificada ya que la banca es muy solvente, se hubiera podido evitar o al menos amortiguar con mayor transparencia.
Contrastemos con lo que pasa hoy en EE.UU. La FED se apresta a subir mañana la tasa de interés de sus préstamos de 0% a 0,25%, porque teme que la naciente recuperación de la economía se desboque y genere inflación. Es una medida controvertida.
Los banqueros la apoyan, pero algunos economistas muy respetados la critican: 0,2% anual de inflación no es nada, y se arriesga inducir el aborto de la recuperación. Pero lo esencial es que no habrá sorpresas ni sospechas que las autoridades estadounidenses tengan una agenda escondida.
Los mercados temen que cuando no hay información, es que hay algo que ocultar. Por ello “Las cuentas claras y el chocolate espeso”.