Es halagadora la noticia de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en cuanto informa de una reducción de la pobreza en nuestro país.
Hay más dinero en poder de los ciudadanos; y, más todavía, en manos del Gobierno, que lo invierte en obras y servicios, pero también en salarios, propaganda, subsidios.
El ecuatoriano medio está adoptando nuevas costumbres que comportan gasto de dinero: espectáculos, viajes, consumo de bebidas; inversión en productos de belleza y vestuario, dignas de comprensión sobre todo en una sociedad que ha vivido restringida de ciertas comodidades, que otros sí las han tenido y tienen.
Igual que se llama la atención por los gastos del Poder, debemos prestar atención a los gastos de los ciudadanos. Mientras inviertan en vivienda, por ejemplo, es altamente recomendable. Si invierten en pequeños o medianos negocios, también. Pero los gastos en diversiones y objetos suntuarios deben preocupar a los conductores de la economía, particularmente porque el consumo de aquellos bienes y la inversión en fiestas y jolgorios, no dejan sino alegría y satisfacción momentáneas.
Gracias a una investigación de la revista Vanguardia, edición del 13 de noviembre pasado, conocemos que el uso de la tarjeta de crédito ha aumentado en cantidades sorprendentes. Mientras en el 2001 los ciudadanos disponían de 577 619 tarjetas; en el 2005 tuvieron 1 319 181. En apresurada carrera de aumento, en el 2007 se registraron 1 752 712 tarjetas de crédito; y el año siguiente -2008- 1 831 491. In crescendo, en el 2009 fueron 1 929 764; y en el 2010 -último de la investigación- 1 971 935. ¿En este año 2011 las tarjetas emitidas pasarán ya de dos millones?
Causa preocupación el dato de que el 97% de gastos con tarjeta son solo para consumo. Por consulta profesional se llega a conocer que muchos ciudadanos, sin medir las consecuencias, con la facilidad del crédito se han proveído de una serie de objetos, cuyo precio deben pagar aunque sea en cuotas mínimas.
Han obtenido crédito en una casa comercial y en otra; préstamos en cooperativa; y, simultáneamente han prestado dinero a parientes, que se torna incobrable.
Si a esta situación se añade una prisión por violencia, como la común de golpear a la esposa, ser condenados a prisión y perder el trabajo, el panorama es desolador.
¿Qué tal, si la “autoridad competente” utiliza los medios de comunicación públicos para advertir a los ciudadanos sobre los peligros del endeudamiento excesivo? Unas cuantas cadenas dedicadas a tratar sobre ello, serían una buena contribución.
“Sabatinas” relacionadas con información para observar prudencia en los gastos, ayudarían a que la gente controle el uso del dinero. Porque actualmente estamos gastando demasiado, lo cual es notorio a simple vista; y, más, por la información general.