Por fin, a los casi diez años y medio de ejercer el poder político absoluto y va a concluir el próximo 19 de febrero-2017. Aquello de que no hay plazo que no se cumpla ya llegó, aunque ha sido tan largo el camino que hemos soportado. ¿Habrá fiscalización de toda esta etapa a cargo del nuevo y remozado poder legislativo? Espera el pueblo que dicha necesidad urgente sea satisfecha a plenitud cuando concluya el proceso electoral presidencial, y de integración de la Asamblea, que debería volver a llamarse Congreso Nacional como devolución de su nombre usado y vivido en toda la vida republicana. Hasta ciertos nominativos fundamentales hay que cambiarlos para que armonicen con nuestra historia política, alterada por un oleaje huracanado que va a retornar a pacíficas olas, cuando vuelva la sensatez a los cauces democráticos, sin el unipartidismo llamado “Alianza País” que intentaron sembrarlo para siempre en esta década perdida en el absolutismo intemperante correísta.
Espera el pueblo que dicha necesidad urgente sea satisfecha a plenitud, cuando concluya este proceso electoral para elegir al Presidente de la República, y de nuevos diputados que integrarán el Congreso Nacional el próximo mes de abril, porque es casi seguro que habrá segunda vuelta para desarticular la etapa correísta con fuerzas políticas de verdadera oposición, que ya han surgido y están en una etapa de consolidación para bien de nuestro pueblo.
Aún a pesar de que la competencia electoral de los partidos clásicos: conservador, liberal y socialista ya no exista, es muy placentero saber que están abriéndose espacios para situar a las nuevas fuerzas políticas surgidas contra el intento monopolizador que ha sido evidente desde las alturas presidenciales del actual gobierno, y que serán conocidos sus porcentajes después de la contienda ya convocada para el 19 de febrero; porque felizmente, han vuelto a sentirse en el ambiente nacional, los vientos democráticos de que siempre disfrutó el pueblo ecuatoriano, y esperamos que lo mismo acontezca en las mentes de quienes viven fuera de los linderos patrios, especialmente en Estados Unidos y en España. En este campo partidario y de movimientos, hay que situar al llamado CREO, a Fuerza Ecuador, y al remozamiento del viejo partido social-cristiano, surgido de la división que se dio al interior del tradicional Partido Conservador Ecuatoriano.
Por lo analizado, es muy positivo el nuevo ambiente que puede surgir a partir de estas elecciones presidenciales y de integrantes del poder legislativo, con la finalidad democrática de vivir un beneficioso pluripartidismo.
Alianza País, cuya oportunidad de ejercer el poder ha concluido en su ciclo de dominio hegemónico en el parlamento podría dar paso a una distinta vida política con efectiva división y respeto mutuo, entre el poder presidencial y el poder legislativo: pilares y columnas seguras de una verdadera vida democrática.