Los instrumentos para alcanzar el poder político ya no están en manos de los políticos, tampoco de los partidos, ni siquiera de los electores; está en manos de los conglomerados tecnológicos que son capaces de averiguar, mediante algoritmos, lo que los electores desean. El mecanismo es simple y lo utilizaban artesanalmente las empresas de encuestas o asesoría política. No cuentan las ideologías ni los programas, tampoco la corrupción; lo que cuenta es la capacidad de averiguar qué quiere la gente para que el candidato construya una oferta irresistible.
La artesanía de las encuestas ha sido reemplazada por algoritmos que permiten averiguar lo que los electores aman y lo que temen, sus deseos y sus fobias, lo que aspiran y lo que rechazan; lo que permite el control de su voluntad.
Los conglomerados tecnológicos que crearon las redes sociales y almacenan la información proporcionada alegremente por dos mil millones de usuarios, tienen el poder que nunca tuvieron los Estados ni los Imperios, tienen la capacidad de saber todo acerca de sus usuarios y controlar sus mentes. Son omniscientes como los dioses.
Los conglomerados tecnológicos se adueñaron de todo; convirtieron en servicios gratuitos la información, el correo, el chisme y la mentira.
Siempre supimos que si los servicios son gratuitos, la mercancía es el cliente. Lo que no sabíamos y hemos descubierto esta semana es que los dioses de la tecnología tenían patas de barro.
Desde el lunes pasado, Facebook ha perdido más de 50 mil millones de dólares y el escándalo recién ha comenzado. Mark Zuckerberg deberá presentarse ante el Parlamento Británico que investiga las elecciones del Brexit. “Facebook debe aclarar ante los representantes de 500 millones de europeos que su información personal no está siendo empleada para manipular la democracia”, dice el Presidente del Parlamento Europeo. El Congreso de Estados Unidos le ha convocado a dar explicaciones de la entrega a terceros de datos de millones de usuarios para uso político.
Grabaciones escondidas tumbaron aquí a un Vicepresidente de la República, un Presidente de la Asamblea y un Fiscal General. Una grabación escondida pudo más que la votación en el Congreso para tumbar al Presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski.
Un periodista de la televisión inglesa, que se hizo pasar por cliente interesado en afectar una elección, grabó a Alexander Nix, presidente de Cambridge Analítica, presumiendo de cambiar el comportamiento de la audiencia mediante el uso de datos de Facebook; También el gigante de las redes sociales ha caído con una grabación no autorizada.
Alguien de adentro ha establecido en 200 el número de elecciones manoseadas. Pronto será verdad en política, si no lo es ya, la inquietante frase de Gabriel Albiac: “No lo sabes, dulce habitante de la red. Pero no votas tú. Vota un tal Zuckerberg”.