Un solo Dios…..

Dios es Omnipresente, “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” (Proverbios 15:3). “….Si subiera a los Cielos, allí estás tú; y si en el sheol –sepultura de los muertos en antiguo hebreo- hiciera mi estrado, allí tú estás” (Salmos 139:7-8).

Es Omnisciente, porque conoce todas las cosas: “Pues aún no está la palabra en mi lengua y ya tú, Jehová, la sabes toda” (Salmos 139:4). “.. todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquél a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). Y es Omnipotente: “.. Yo soy el Dios Todopoderoso” (Génesis 17:1).

En la mayor parte de las religiones monoteístas está la gráfica del triángulo u otra forma geométrica, con un ojo en el centro, simbolismo del “ojo que todo lo ve”. Lo pueden observar en varias iglesias cristianas.

En lo terrenal, existieron los reyes que se creían con poder absoluto sobre personas y bienes, asumiendo haber sido elegidos por Dios para gobernar.

Siglos y siglos llevó desmitificar a los gobernantes, con la separación de los poderes del Estado y el respeto a quienes discrepan.

A las monarquías se las privó del ejercicio efectivo de gobernar, quedaron para notas sociales y algo más.

Y surgieron los procesos revolucionarios, en el discurso el cambio para una sociedad diferente, con liderazgos que –salvo algunas honrosas excepciones- se enviciaron en el poder y se fueron infectando unos tras otros, hasta evidenciarse en lo que terminan siendo: el ejercicio del autoritarismo, con nuevas argollas gobernantes que se contaminan en la corrupción, persiguiendo a los opositores y encubriendo a sus protegidos. Por eso, preocupa el riesgo de profundizar en el ejercicio personalísimo del poder irresistible, por el sometimiento de muchos y el miedo de otros.

Los marcados por el dedo del poder siempre deben ser condenados.

Y, todo enmarcado en una profunda hipocresía: a los procesados los medios y los ciudadanos de a pie, sólo pueden mencionarlos con su nombre de pila y la letra inicial.

Sin embargo, en las cadenas que se emiten desde el poder, van nombres y apellidos de supuestos sospechosos, sus agnados y cognados, la identificación de supuestas vinculaciones políticas y económicas actuales y pasadas, con enlace de hechos desde como se dice estuvieron en las torturas a los del Movimiento Alfaro Vive, tres décadas atrás -dramatización incluida- los mismos que hoy para el gobierno son sospechosos de la podredumbre de Petroecuador y de los negociados con Odebrecht, que se les habría pasado a los que están en el poder.

Esos encadenamientos y enlaces, aun en lo que fuera cierto, distorsionan los hechos por la politización y los móviles electorales que se evidencia están atrás.

lroldos@elcomercio.org

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