En mi opinión, el dinero electrónico, como lo propone el BCE, sería una idea innovadora que daría agilidad, comodidad y sobre todo seguridad al usuario del dinero en efectivo, puesto que salir a la calle con una cantidad en el bolsillo es sin duda peligroso. En vista de que el BCE asegura que nuestro dinero estaría a salvo aun en caso de pérdida, robo o destrucción de nuestros celulares, me pareció una idea excelente. Sería mucho más cómodo y ahorraría repetidos viajes al banco para retirar dinero de la cuenta de ahorros.
Hasta aquí todo ideal, aun si nos cobraban una pequeñísima comisión para gastos operativos. La duda me salta al leer la nota de prensa: “El Banco Central respaldará el sistema con activos de alta rentabilidad de los que dispone, remarcó el Gerente al explicar que tampoco se trata de un “bitcoin”, o divisa electrónica emitida por empresas privadas”.
En repetidas ocasiones, voceros del BCE se han defendido de las críticas, afirmando que el dinero electrónico no era una nueva y hábil forma de emitir moneda virtual. Si lo anterior es cierto, pensé nuevamente: ¿por qué los dólares físicos que los compradores de recargas de dinero electrónico entregamos al BCE en sus puntos de recarga necesitan estar respaldados por activos de alta rentabilidad ? ¿Será acaso que parte del dinero de la compra de las recargas podría, eventualmente ser invertido en acciones y/o en bonos de alta rentabilidad? Entonces recordé a mi viejo profesor de economía cuando nos enseñaba que todo certificado de inversión, llámense paquetes accionarios de la empresa privada o bonos del Estado de cualquier tipo, que prometen una alta rentabilidad, conllevan necesariamente también un mayor riesgo. Fue entonces cuando mi euforia al respecto del dinero electrónico bajó de nivel. Otra inquietud, el Gerente del BCE expresa para Líderes que la plataforma tecnológica ha sido probada con éxito en más de 800 transacciones realizadas en el “Campus Party”, en dos días… Felicitaciones… ojalá sea igual de exitosa esta plataforma, cuando tenga que procesar varios millones de transacciones diarias.