El Ejecutivo perdió el control de la Asamblea. ¿Por qué? Porque los recursos que este Régimen destinaba a los sectores que antes le apoyaban han terminado por ser insuficientes. Este resultado tienen siempre los gobiernos que compran la colaboración -o el silencio- de los sectores sociales a base de subsidios, transferencias, contratos, préstamos blandos, empleos públicos y precios controlados’
Mientras exista dinero en la Caja Fiscal resultará fácil adquirir las lealtades necesarias para llevar adelante una determinada agenda de Gobierno. El problema de una estrategia política como esta es que encarece la construcción de consensos porque los actores involucrados piden cada vez más prebendas a cambio de su apoyo.
Para empeorar las cosas, aquel estilo de manejo político arruina el aparato productivo porque se despilfarra el dinero del Fisco y porque el manejo económico está orientado a servir objetivos políticos de corto plazo y no a promover la producción y el empleo. En un ambiente de incertidumbre económica se hace más difícil arribar a acuerdos porque los participantes adoptan posiciones más duras a fin de conservar o recuperar sus ingresos.
El Gobierno está llegando a una encrucijada a causa de su propia estrategia política: o sigue gastando para comprar el apoyo que necesita para consolidar su proyecto autoritario; o, ya que no hay tanto dinero como antes, intenta construir acuerdos sostenibles a base de diálogo y persuasión.
La primera alternativa -seguir comprando lealtades políticas- le permitiría conseguir su tan anhelado Régimen de corte totalitario, pero con un sector público desfalcado y una economía muy debilitada. La segunda opción -dialogar y persuadir en vez de gastar- le ahorraría problemas económicos pero echaría por tierra las ambiciones autocráticas de este Gobierno.
¿Qué hacer? Un estadista buscaría preservar la estabilidad económica y construir una agenda política consensuada a base de principios y objetivos comunes. Un populista desdeñará todo aquello y buscará entronizarse en el poder gastando lo que tiene y lo que no tiene’
Promover una salida anticipada del dólar pudiera ser una alternativa que el Régimen tendría a mano para gastar con más libertad. En vez de recibir un monto fijo de dólares por cada barril de crudo exportado pudiera obtener dos, tres o más veces aquella cantidad, pero en una moneda local devaluada.
Con ese artificio monetario, el Régimen tendría más plata para gastar, sin necesidad de aumentar la producción petrolera. Pero esta medida no está exenta de problemas: además de tener que pagar más por su deuda en dólares, haría más pobres a los ecuatorianos y provocaría enormes distorsiones económicas.