Verdadera diferencia

A Paul Ryan, estrella fulgurante en la reciente convención republicana, lo llaman el nuevo Reagan. Ryan juega con la idea de llegar a la Presidencia, primero como vicepresidente de Romney y luego por su propia cuenta.

Ryan sostiene la idea del “excepcionalismo” norteamericano. No quiere que Estados Unidos se convierta, como Europa, en un Estado benefactor aumentando el gasto público y los impuestos. Es tarde.

El Gobierno norteamericano consume el 40% del PIB, mientras los países europeos más prósperos gastan el 50%. Los norteamericanos pagan menos impuestos, sí, pero también reciben menos servicios.

La percepción de una Europa decadente es errónea. Hay aspectos de la vida europea que superan a los estadounidenses, incluso aunque USA tenga el primer ejército del mundo, universidades, científicos y técnicos casi insuperables, y posea el aparato productivo más denso y sofisticado de cuantos han existido en la historia.

Cuando la CNBC clasificó a las 30 ciudades más habitables del mundo, se guió por nueve categorías -salud, ingresos, clima, seguridad, etc.- y encontró que casi todas eran europeas, canadienses, australianas y neozelandesas. Solo dos norteamericanas competían: Honolulú la número 29 y San Francisco la 30. Eran las últimas

The Economist investigó la calidad de vida de los países y colocó a Estados Unidos en el puesto 13. Lo superaban Irlanda, Suiza, Noruega, Luxemburgo, Suecia, Australia, Islandia, Italia, Dinamarca, España, Singapur, Finlandia. (En el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, en cambio, Estados Unidos figura como cuarto).

Al medir la honradez del sector público Transparency International, en una escala donde el 10 era la mejor puntuación y 1 la peor, asignó más de 9 a los cuatro países escandinavos, y más de 8 a Alemania y Canadá. Estados Unidos, apenas alcanzaba un 7.1. No estaba mal, pero no figuraba a la cabeza.

En educación alcanza resultados mixtos. Estados Unidos tiene las mejores universidades al nivel de estudios posgraduados, pero la enseñanza media es mediocre. Cuando la OCDE -organización de las naciones más desarrolladas- mide los conocimientos de estudiantes en matemáticas, lectura y ciencias, encuentra una docena de países con mejores resultados.

EE.UU. tiene mucho que aprender de algunas naciones europeas y asiáticas, igual que los demás países tienen bastante que aprender del modo norteamericano de investigar, trabajar y vivir.

¿Hay algún aspecto en el que EE.UU. supere al resto del mundo? A mi juicio, en las oportunidades que brinda a los más pobres. En el país sigue vigente el “sueño americano”, ese pacto tácito consistente en que si uno trabaja intensamente y cumple con la ley, puede llegar hasta donde su talento y suerte le permitan e integrarse en los vastos niveles sociales medios donde acampa el 85 % de sus habitantes. Esa es la verdadera diferencia. Y ya es bastante.

Suplementos digitales