Siempre leo con interés y respeto a Juan Esteban Guarderas. Sus artículos vienen de un periodista ilustrado y bienintencionado. Su artículo publicado el 25-01-13, dedicado al Dr. Rodrigo Borja, marca su admiración por el ex presidente del Ecuador. Hace un elogio sobre su tarea benedectina de su Enciclopedia Política (FCE). No hay duda que es una labor de gran trascendencia, pero no es la única. Daré tres o cuatro ejemplos de mucho relieve: Alfredo Costales: más de 100 libros (algunos o muchos hechos con su esposa, Piedad). Sin contar los inéditos. Hernán Rodríguez Castelo: una labor casi igual y de un rigor de primera. Fernando Jurado Noboa, ídem. Más de un centenar de textos y los que seguirá haciendo. Juan Cordero Íñiguez es otro baluarte intelectual y todos también en solitario. Rodolfo Pérez Pimentel y su ‘Diccionario Biográfico Ecuatoriano’, con más de 30 tomos. Trabajo ineludible de referencia histórica o el Diccionario Biográfico Ecuatoriano de César Alarcón Costa. Ejecutorias que yo no sé cómo deberíamos llamarlas si al Dr. Borja le homenajeamos como un Diderot ecuatoriano. Demos gracias a tanto talento propio, que también merecen nuestra unánime admiración. Y que sin mucha pompa mediática son admirables. Lástima eso sí, que muchas de estas obras de estos autores no sean (por su precio y distribución) inaccesibles al lector de a pie. En cuanto a la interrogante que, ¿qué institución comenzará por reconocer el mérito?, lo dudo. Ni siquiera el premio Eugenio Espejo ha recibido muchos de los nombrados. El mejor reconocimiento es leerlos y halagarlos.