El último libro de Osvaldo Hurtado, ‘Dictaduras del siglo XXI’, es probablemente el primer análisis sistemático, orgánico, del perverso proceso que, mediante la violación de la Constitución y las leyes, la depredación de las instituciones y su sometimiento, la concentración del poder, la pretensión de silenciar las voces críticas y la disidencia, la mentira y el encubrimiento, el irresponsable gasto público y la propaganda alienante y mendaz, ha permitido la consolidación de la dictadura de Rafael Correa, “un político de naturaleza autoritaria, sin valores democráticos, cegado por la arrogancia, aquejado por una intolerancia cerril y, según él, un dechado de sabiduría…”.
El análisis que realiza Osvaldo Hurtado, hilvanado y coherente, sencillo y claro, sustentado y razonado, nos lleva a una conclusión irrefutable: en un país donde no impera la ley, donde la división del poder ha sido destruida en beneficio exclusivo del gobernante, donde las libertades, garantías y derechos están limitados, donde no existe transparencia (honestidad) en el manejo de los asuntos públicos, donde no se respeta el pluralismo ideológico, donde se utilizan mecanismos tramposos para evitar la alternancia política, donde los procesos electorales no son libres ni garantizan la igualdad entre todos los participantes, no existe una verdadera democracia. Hay, sin circunloquios, una dictadura.
Estoy convencido de que este ensayo, escrito sin excesos retóricos y sin desbordes de pasión, contribuirá con eficacia para que los lectores, superando la indiferencia, comprendan con claridad las características del proyecto dictatorial que comenzó a ejecutarse hipócrita y veladamente en enero de 2007 y tengan plena conciencia de la necesidad de contrarrestar y combatir el anacrónico programa de la ‘revolución ciudadana’, la destrucción institucional, la devaluación de la ley y la moral, la demolición de fundamentales principios democráticos, el autoritarismo basado en un electoralismo amañado y dirigido, la corrupción cínica y desafiante, la vergonzosa degradación de la política y del poder.
También será un aporte invalorable contra el olvido. Contra nuestra crónica desmemoria. “La lucha del hombre contra el poder -escribió en alguna parte Milan Kundera- es la lucha de la memoria contra el olvido”. El libro es, aunque lo niegue su autor, un acto de lucha. Un acto de denuncia contra el autoritarismo y la conculcación de las libertades. Un acto de reivindicación de los valores y las instituciones de la democracia. Un análisis, y un testimonio personal nacido de la íntima convicción de la necesidad de cumplir una obligación moral y cívica con el país, sobre los seis años de abusos y atropellos de la ‘revolución ciudadana’, que la ominosa mentira oficial tratará inútilmente de descalificar y desvirtuar.