Desde que José María Velasco Ibarra decía: ‘dadme un balcón y seré presidente’ ha corrido mucha agua bajo el puente.
El caudillo populista llegó cinco veces a la presidencia, terminó uno solo de sus períodos y rompió la Constitución – la gran contradicción del insigne maestro en derecho constitucional-; en otras ocasiones hasta se ‘precipitó sobre las bayonetas’.
El 26 de septiembre de 1960 la historia de las elecciones en Estados Unidos dio un vuelco definitivo. Y, nunca mejor dicho, John F. Kennedy ‘revolcó’ a Richard Nixon.
Era la puesta en escena en la televisión del famoso debate que le costó al republicano perder la presidencia por varias razones, entre otras su negativa a maquillarse. Los análisis de la época que bien recordaba Israel Viana en diario ABC en 2012, decían que quienes habían seguido el debate por radio percibieron como ganador a Nixon.
De entonces a esta era de los multimedia y los debates de las internas republicanas y demócratas habrá que repetirse aquel lugar común del agua corriendo bajo el puente. Todo cambia y todo cambió.
Las modalidades de programas de televisión con candidatos presidenciales se van ajustando y hay distintas formas de presentarlos en pos del raiting.
El balcón moderno trocó en el país en los años 80 por la televisión. Con el retorno a la democracia se multiplicaron programas de debate. Recuerdo los conducidos por Diego Oquendo, Jorge y Benjamín Ortiz, Patricio Quevedo y Luis Eladio Proaño.
Allí la figura fue Jaime Roldós que irrumpió con su oratoria brillante y su juventud y ganó las elecciones a Sixto Durán Ballén, Raúl Clemente Huerta y a Rodrigo Borja. Sixto y Borja corrieron dos veces más y ganaron más adelante. El balcón de Velasco se transformó en la televisión de Roldós.
Luego otro debate célebre ocurrió en la segunda vuelta de 1984. Moderado por Alejandro Carrión Aguirre, columnista cotidiano de esta casa periodística fue seguido por millones en cadena nacional. Luego hubo uno en que se exhibió una silla vacía.
Pararon los debates. Los consejeros y consultores hablaban al oído de los candidatos que marcaban el liderazgo en las encuestas y se volvió difícil organizarlos.
En 2006 fui elegido moderador de uno entre Rafael Correa, Cynthia Viteri y León Roldós. Álvaro Noboa se excusó poco antes. Tuvo una gran sintonía y se juntaron muchos canales. Ese mismo año Alfonso Espinosa de Los Monteros y Claudia Palacios condujeron otro debate, el último.
Muchos dicen que el programa del domingo no fue un debate. Tienen razón, no fue planteado por Grupo EL COMERCIO como tal. Tras años de polarización, el Diálogo parecía el camino adecuado y viable para juntar bajo este mismo techo a los 8 candidatos. El contundente resultado del raiting (primer lugar), los millones de seguidores en las redes sociales y las voces generosas de los candidatos dicen la última palabra, más allá de algunas opiniones siempre respetables que lo critican.