Cavilamos con palabras: ellas, en cada idioma, son instrumento central de nuestro pensar. Y como pensamos y hablamos gracias a nuestro dominio idiomático, la pobreza o riqueza de vocabulario decide la nobleza o penuria de nuestro pensamiento.
Estos días suenan términos que nuestro escasísimo léxico nos impide apreciar: ¡qué pena que nos sorprendan, siendo, como son, antiguos, sabios de significado y experiencia! Aclaremos su sentido para ayudar a entender a nuestros prohombres y ‘promujeres’, (por lo de la inclusión). Por ejemplo, caterva, término que, de acuerdo con el Diccionario etimológico de Corominas, empezó su andadura escrita hacia 1450, en la pluma del poeta cordobés Juan de Mena, y desembocó ayer en el habla del honrado y generoso caballero Julio César Trujillo, que, con talento y gracia excepcionales levanta el país de su infortunio institucional, desde la dirección del Consejo de transición, el primero decente de la década que sabemos… Caterva es sustantivo colectivo, porque estando en singular, expresa pluralidad; significa ‘multitud de personas o cosas en conjunto desordenado y de poco valor e importancia’. Son colectivos muchos otros nombres: multitud, yeguada, piara, jauría, tropa, pelotón, cuadrilla. He aquí ejemplos, tomados del Diccionario combinatorio del español contemporáneo: ‘Fulanito, siempre rodeado de una innumerable caterva de aduladores a sueldo’, (¿les suena?). Va otro ejemplo: ¡Cuidado, que puede retornar la caterva siniestra de ladrones dispuestos a saquearnos!
Otros colectivos nos atañen, como manada, ‘rebaño pequeño y dócil, al cuidado de un pastor’ y también, ‘conjunto de animales de una misma especie que andan reunidos’: Cáfila, ‘conjunto o multitud de gentes o animales que están en movimiento y van unas tras otras’; aun sin sentido peyorativo, eso de ‘ir unas tras otras’ es signo nefasto.
Yeguada tiene ricos significados; el primero, ‘conjunto de ganado caballar’: La yeguada relincha al unísono… En algunos países centroamericanos, ‘disparate, burrada’: ¡No digamos yeguadas, por favor!
Imagino que aunque algún juecísimo desconocía el significado de caterva, conocerá a fondo, gracias a su práctica cotidiana, los de manada y rebaño. También séquito es colectivo: procede de ‘seguir’ y significa ‘agregación de gente que en obsequio, autoridad o aplauso de alguien, lo acompaña y sigue’. Si a estos colectivos añadimos circo, definimos con perfección el espectáculo vivido, sufrido y agonizante de la década nefasta.
Pues bien, al respecto, algunos datos importantes: hay quien asume ingenuamente que como los nombres colectivos estando en singular significan pluralidad, no pueden ponerse en plural. Según estos sabios no podemos decir, por ejemplo, multitudes, catervas, rebaños, manadas y un larguísimo etcétera. Pues sí podemos, por supuesto y por desgracia, pues siempre pueden surgir infinitas catervas, rebaños innumerables.
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