Quedó en claro el futuro portuario del Ecuador. Los nubarrones negros se despejaron. A fines de la década, los comerciantes, industriales y exportadores tendrán más opciones portuarias de primer orden. A mayor competencia, mayor poder de los demandantes de servicios. Los consumidores saldrán beneficiados.
Hoy tenemos un puerto concesionado, el de Guayaquil a la firma filipina Ictsi, cuya filial local es Contecon, que ha invertido en la modernización de su infraestructura y procedimientos. En Guayaquil hay además puertos privados que manejan banano, fertilizantes y carga general. Puerto Bolívar al sur maneja sobre todo banano.
Los industriales y comerciantes quiteños y de la Sierra centro-norte tienen otras dos opciones, Esmeraldas y Manta, que sirven a sus entornos. Por no generar la suficiente carga, a estos puertos no tocan muchos barcos.
Recientemente el gobierno firmó acuerdos bajo la ley APP para la construcción de un puerto de transferencia en Posorja y la conversión de Puerto Bolívar en gran puerto. Ambos aspiran competir tanto con los puertos nacionales como de la región. El consorcio turco Yilport Holding quiere que Puerto Bolívar atraiga carga del norte del Perú.
Posorja lo construirá la empresa dubaití DPWorld, y constituirá una alternativa para los usuarios quiteños, que podrán escoger entre Guayaquil, Posorja y Manta, para ver quien les ofrece las mejores condiciones.
Las cosas pudieron ir mal. Ineco, consultora española que preparó el plan de movilidad, propuso que los puertos sean exclusivos para determinada carga, negándole al usuario el derecho a escoger. Que se cierre Guayaquil al comercio, se fortalezca Manta, se declare que el banano solo puede exportarse por Puerto Bolívar, y que se construya un nuevo puerto en Santa Elena.
Hace tres meses, el gobierno negociaba en sigilo con DPWorld y Yilport, lo cual era coherente con el plan de movilidad. Cabía que el gobierno acepte que Posorja reemplace a Guayaquil para carga general, y que a Yilport se le conceda la totalidad del comercio bananero. Mientras que aquí estábamos a oscuras, una fuente internacional que adujo tener acceso a las negociaciones publicó que éstas iban por el lado de concederle exclusividad a Posorja, prohibiendo nueva inversión en Guayaquil. En estas páginas (mayo 17), opiné desaconsejando esta vía.
Nobis, quien inicialmente interesó a DPWorld en Posorja, me hizo llegar el contrato una vez firmado; voceros tanto de DPWorld como de Yilport explicaron que en sus contratos no había exclusividad, que su plan de negocios era de salir a ganarse el mercado. Las dudas quedaron atrás. Tendremos modernización portuaria vía inversión extranjera, de DPWorld, Yilport e Ictsi, sin deuda externa, en beneficio de los usuarios. Un acierto.
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