Traición a la patria. La petición del juez Claudio Bonadío de solicitar el desafuero y sindicar con orden de prisión a la ex presidenta argentina Cristina Kirchner por el acuerdo firmado por Irán es un tema grave.
Primero habrá que explicar que el telón de fondo de este juicio se basa en los atentados terroristas perpetrados en la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA, en 1994, que dejó 85 muertos y 300 heridos, que siguió a la colocación de una primera bomba mortal – dos años antes – en la puerta de la embajada de Israel en Buenos Aires que dejó 22 muertos y 242 heridos.
La sospecha de los autores de los actos terroristas y sus vínculos políticos con Irán siempre se discutieron e investigaron.
Durante el mandato de la señora Kirchner un polémico memorando de entendimiento entre los gobiernos argentino e iraní destapó mayores sospechas.
Tiempo después el Fiscal que investigaba la oscura causa, Alberto Nisman fue encontrado muerto en su departamento, en enero de 2015, presuntamente asesinado, el poder entorpeció las investigaciones y las dilató.
La petición del juez Bonadío, que llega unos días después de la acreditación de Cristina Fernández como senadora electa, despierta la reacción de la procesada. Para ella todo es persecución política.
Además, se detuvo al ex hombre fuerte del Régimen kirchnerista, Carlos Zannini (también ex candidato vicepresidencial desde donde pretendía blindarse si ganaba la elección de hace dos años) y activistas políticos tan peligrosos como Luis D’ Elía -cuyas proclamas fascistas y violentas las despachaba en su propio programa radial – ; el dirigente Fernando Esteche, del grupo Quebracho ; y el empresario Yussuf Khalil.
Por ahora la Casa Rosada ha quedado pálida. No se alcanza a obtener reacciones como no sea la de Marcos Peña, jefe de Gabinete del Presidente Mauricio Macri , que insiste en algo que se busca reafirmar: que la justicia es independiente y que actúa por su cuenta. Macri ayer no se pronunció. En la noche se esperaba una marcha kirchnerista hasta la misma casa presidencial.
El pulso del juez Bonadío marca su propio ritmo. Si bien tuvo la audacia de desafiar al poder imperante durante la década ‘Kirchner’, pese a los acosos públicos y las descalificaciones verbales que sufrió, ahora el cálculo de su tiempo no parece cronometrado con el radar de la política, puesto que si el desafuero se tramita enseguida es probable que la mayoría actual no permita ni ese desafuero y menos la prisión de la senadora electa. Pero, acaso, como pasó con el ministro de Planificación Julio De Vido, los vientos de la política cambien cuando el poder legislativo funcione con las nueva composición de fuerzas emanada de las urnas. Entonces sí, otro gallo podría cantar.
Mientras el tema luce espinoso para Macri, es peor para Cristina, que afrontará al menos 4 juicios y varias acusaciones por casos de corrupción que están en curso o que tarde o temprano llegarán. Ningún poder es eterno. Ya debiera saberlo.