Era de desafíos para la OEA

Al término del mes de mayo próximo se producirá el relevo del Secretario General de la OEA, por cuanto concluye su segundo período el señor JoséMiguel Insulza, quien se despidió de los jefes de Estado reunidos en la reciente VII Cumbre de las Américas.

Al agradecerles por la confianza que le dispensaron en el ejercicio de sus funciones, el señor Insulza puso de relieve que en el escenario internacional “ha habido cambios sustantivos que hacen imposible sostener las políticas del pasado”.

El sucesor, Luis Almagro, excanciller de Uruguay, toma la posta institucional en circunstancias muy especiales, ya que en el contexto hemisférico se instaura un nuevo capítulo histórico a raíz del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, y la participación cubana en el evento de mayor jerarquía del sistema.

Es que el gesto político del presidente Obama no se dirige solo a Cuba, sino que constituye un significativo acercamiento al conjunto de la comunidad interamericana, y por eso gravitó con tanto énfasis en la citada Cumbre de Panamá.

Como se recordará, en 1962 se realizó en Punta del Este (Uruguay) la VIII Reunión de Consulta de Cancilleres Americanos, en aplicación de lo dispuesto por el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), para considerar las amenazas a la paz y a la independencia política de los Estados Americanos y las posibles medidas que podrían adoptarse para el mantenimiento de la paz y la seguridad, en caso de ser necesario.

En uno de los acápites de la resolución pertinente, la Reunión de Consulta exhorta a los Estados miembros a adoptar las medidas convenientes para “….fortalecer su capacidad de contrarrestar las amenazas o los actos de agresión, subversión u otros peligros para la paz y la seguridad que resulten de la intervención continuada en este continente de las potencias chino-soviéticas….”.

Y optó por la exclusión del Gobierno de Cuba de su participación en los órganos del Sistema Interamericano. Este episodio, relatado a vuelapluma, se explica en el marco de la Guerra Fría y de la bipolaridad ideológica del mundo de entonces. Las medidas unilaterales de Estados Unidos, como el embargo y la inclusión de Cuba entre los países que propician el terrorismo, son ahora objeto del diálogo diplomático bilateral.

Al nuevo Secretario General le esperan delicados retos, que sabrá enfrentarlos con idoneidad. Le corresponde rescatar, en primer término, la credibilidad, la confianza y la eficacia institucional de una OEA debilitada en años recientes. Y esta nueva apertura política podría ser un factor favorable a sus propósitos.

Pero lo más importante, a mi juicio, es la voluntad política concordante de los Estados miembros en el sentido de potenciar la acción de la OEA en la esfera de sus competencias, sin menoscabo de la consolidación de otros organismos subregionales de reciente creación.

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