Nouriel Roubini
Project Syndicate
El primer objetivo legislativo de gran magnitud del presidente estadounidense Donald Trump: “derogar y reemplazar” la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible del año 2010 (“Obamacare”) ya ha implosionado, esto ocurrió debido a la ingenuidad de Trump y de los republicanos del Congreso sobre las complejidades de la reforma de salud.
Su intento de sustituir una ley imperfecta pero popular, por una pseudoreforma que privaría a más de 24 millones de estadounidenses de recibir atención médica básica estaba condenado al fracaso, o a sacar de sus escaños a los miembros republicanos del Congreso que van a participar en las elecciones de mitad de mandato en el año 2018, si dicha reforma hubiera sido aprobada.
Ahora, Trump y los republicanos del Congreso están llevando a cabo la reforma tributaria, como si esto fuera más fácil.
No lo será, sobre todo porque las propuestas iniciales de los republicanos añadirían millones de millones de dólares a los déficits presupuestarios y canalizarían más del 99% de los beneficios al 1% en la parte superior de la distribución del ingreso.
Los republicanos ahora deben elegir entre aprobar sus recortes de impuestos (y agregar $2 millones de millones a la deuda pública) o llevar a cabo una reforma mucho más modesta. El primer escenario es improbable por tres razones.
En primer lugar, los republicanos que son congresistas fiscalmente conservadores se opondrán a un aumento imprudente de la deuda pública. En segundo lugar, las normas presupuestarias del Congreso exigen que todo recorte de impuestos que no esté totalmente financiado por otros ingresos o recortes de gastos debe expirar dentro de un período de diez años, por lo que el plan de los republicanos tendría solamente un impacto positivo limitado sobre la economía.
Y, en tercer lugar, si los recortes de impuestos y el aumento del gasto militar y de infraestructura aumentan los déficits y la deuda pública, las tasas de interés tendrán que elevarse. Esto obstaculizaría los gastos sensibles a los intereses, tales como los gastos en vivienda, y conduciría a un aumento en el valor del dólar lo que podría destruir millones de empleos, afectando con mayor intensidad al electorado clave de Trump: los votantes blancos de clase trabajadora.
En última instancia, la única manera sensata de proporcionar alivio fiscal a los trabajadores de ingresos medios y bajos es aumentar los impuestos a los ricos. Esta es una idea populista socialmente progresista que un plutocrático pseudopopulista como Trump nunca aceptará.
Por lo tanto, parece que los republicanos seguirán engañándose a sí mismos sobre que las políticas fiscales de efecto derrame o goteo del lado de la oferta sí funcionan, a pesar del peso abrumador de la evidencia que prueba lo contrario.