La semana pasada acaba de hacerse público el último informe del Fondo Monetario Internacional, “Perspectivas de la economía mundial”.
Uno de los aspectos que más llama la atención de este reporte es la desaceleración de las economías emergentes, en especial de China. Sin embargo, no es que ahora les llegó la hora de la crisis -situación de la cual todavía no pueden salir las llamadas “economías avanzadas”- sino que el ritmo de crecimiento ha bajado ligeramente frente a lo que se había previsto.
Esta “ralentización” de las economías emergentes hará por ejemplo que China no crezca en el 2013 al 7,8% sino al 7,5%, Brasil tenga un descenso del 3,1% al 2,2%, Rusia del 2,4% al 1,8% y Sudáfrica del 3% al 2,3%.
Uno podría pensar que este debilitamiento de la economía de China es insignificante y que alarmarse por esta baja sería exagerado. Sin embargo, un estornudo en China es como un fuerte vendaval. Si el crecimiento del gigante asiático se redujera al 5%, los países en desarrollo podrían sufrir una pérdida acumulada de producto de cerca del 3% entre el 2013-2015 y el mundo una pérdida en el PIB del 1,5%.
Uno de los efectos concretos de esta desaceleración se manifiesta en una caída en los precios de las materias primas, en especial de los metales por una disminución de la demanda en el sector inmobiliario. Esta reducción afectaría seriamente a los países fuertemente dependientes de la exportación de metales, afectando en sus balanzas comerciales e ingresos netos. En este caso se puede hablar de Rusia, Brasil, Sudáfrica y varios países de América Latina. De acuerdo al informe del FMI, la caída de la demanda de parte de China significaría una reducción del crecimiento de América Latina en un 0,5%.
Situación algo diferente pasa con el petróleo. Los precios se han mantenido por encima del nivel de los USD 105 por barril a causa de diversas interrupciones de la oferta y el resurgimiento de tensiones geopolíticas en Medio Oriente. En este caso es poco probable que el precio del petróleo baje sustancialmente, afectando con ello a países como Ecuador.
Un aspecto que sí hay que ponerle atención -y que trae este informe del FMI- no solo es la desaceleración de las economías emergentes sino el anuncio del retiro de los estímulos por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Esto está provocando una fuerte salida de capitales de los mercados emergentes.
Por ello, en lo que resta del 2013 y en el próximo año habrá que tomar muy en cuenta los efectos de la desaceleración de la economía china y la fuerte salida de capitales de inversión que fluyeron desde la crisis del 2008 a América Latina. Aunque la región está mejor preparada que antes, esto debe ser motivo de preocupación de parte de los gobernantes. Las crisis pueden ser manejadas sin mayores sobresaltos cuando nos adelantamos a los hechos y tomamos previsiones.