Derrumbe de mentiras y obras

Los hechos, testimonios e informes oficiales de las actuales autoridades del gobierno confirman y demuestran cómo se impuso la abundante propaganda oficial y la mentira repetida con solvencia en el régimen anterior del mismo signo político, que cautivó a los ovejunos, muchos de los cuales se resisten a reconocer la realidad, pese a las pruebas, con la misma estrategia de repetir las falacias a ciegas.

En la investigación por las irregularidades detectadas en los procesos de contratación con Odebrecht, día a día salen cada vez más cosas, que involucran a los procesados, aunque algunos de ellos siguen negando lo indefendible, pese a las evidencias. La información que sale de las indagaciones revela que un testigo cercano declaró en la Fiscalía que el tío se comunicaba con su sobrino vicepresidente por mensajes encriptados, con una configuración para que los textos sean eliminados en 30 segundos, y que decía que era la misma persona. Se creó un sistema de mensajería entre el tío y sobrino vicepresidente.

Había dispuesto la eliminación de toda información, pero como no hay crimen perfecto, allí quedó. Se testimonia que el tío andaba con bolso de dinero y no se sabía su destino. Es decir, no se puede negar la relación en los negocios y se establece las serias presunciones de su vinculación, mientras el sobrino sigue negando con audacia. Esto deteriora aún más su imagen ya desgastada. Daría la impresión que estudiaron y se prepararon con premeditación y alevosía para cometer actos de corrupción. Según un miembro del frente contra la corrupción, parecen acciones delincuenciales. Mientras esto sucedía, el Presidente anterior metía las manos al fuego, le defendía e insultaba, perseguía y enjuiciaba a denunciantes.

Promocionaron con tanta propaganda grandiosas obras que con el tiempo, en el régimen del mismo signo político y ni siquiera de oposición, se demuestran como castillos de naipes. En el sector petrolero, con multimillonarias inversiones, el caso de la repotenciación de la refinería de Esmeraldas y en la refinería del Pacífico, que quedó con un terreno aplanado y un acueducto.

En el sector educativo, nuevas autoridades del sistema universitario (entre ellas ex funcionarios del correismo) confirman una realidad inocultable, de un proyecto emblemático. Yachay necesita ajustes de emergencia. Hay obras paralizadas desde hace dos años, subutilización de terrenos. Mal manejo y mala programación de un crédito chino. Problemas estructurales en construcciones. Nómina sobredimensionada: 746 servidores públicos y en la U hay 1.010 alumnos, 12 aulas y 4 laboratorios. Obras construidas sin las formalidades contractuales que la ley exige. Es decir, sin respaldo legal. Por todo esto se ha solicitado a la Contraloría una auditoría a la anterior administración.

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