Benito Mussolini, inspirador y conductor del fascismo europeo, delineó su visión de pueblo y Estado: “El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”. Tremenda falacia del totalitarismo como forma de gobierno. En los hechos, el Estado termina siendo el gobernante –con su entorno- cuando los poderes se le acumulan o se le someten.
Que en su origen esté una importante votación popular no sanea forma alguna de totalitarismo, cuanto más que procesos electivos o plebiscitarios posteriores, aun cuando no sean fraudulentos en los escrutinios, resultan de procesos fraudulentos, con la complicidad de los organismos electorales. A los totalitarismos más perniciosos nunca le faltaron votos.
Y aquello de “todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado”, rebasa a la institucionalidad clásica de las funciones del poder del Estado, para invadir otros escenarios.
1936, Juegos Olímpicos en Berlín. En sus calles, las banderolas tenían cruzados el símbolo olímpico con la esvástica nazi. En la ceremonia de apertura cerca de cien mil personas coreaban “Heil Hitler”. El mensaje: los Juegos se daban en Berlín gracias a Hitler.
Por eso preocupan dos intervenciones recientes del Gobierno en el deporte.
Una en la estructuración de las Federaciones Deportivas Nacionales, para llegar a controlar el Comité Olímpico Ecuatoriano. He sido crítico de la falta de apertura de los dirigentes actuales del COE para necesarias renovaciones, pero de eso a la “politización” de las directivas deportivas hay diferencia. Otra, muy grave, el monopolio para decidir qué canales de televisión pueden transmitir los partidos del Campeonato Nacional entregado a los dos canales de control estatal, Canal 10 y Gamavisión.
Luis Chiriboga Acosta y quienes lo acompañan en el Gobierno de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, aun cuando aparecen que son los que toman las decisiones, terminan siendo solo instrumentos del Gobierno nacional, asumiendo el estilo de amenaza: sanción a los clubes que permitan que otros canales ingresen a los escenarios, con pérdida de puntos, asignación de goles en contra y eventual exclusión de los clubes que no se sometan, violando un principio elemental de derecho: cualquier amenaza de sanción debe estar previamente normada.
¿Reclamar en la vía judicial o constitucional?, ¿para qué?, si la contradicción aun cuando aparezca de los canales no gubernamentales y de los clubes con la Ecuatoriana de Fútbol, en la realidad es con el Gobierno, que no sólo intenta debilitar financieramente a unos y otros, de no someterse a sus pretensiones, sino –y sobre todo- controlar la publicidad en los espacios de mayor sintonía: los partidos de fútbol.