¿Democracia sin partidos?

La existencia de un sólido sistema de partidos es uno de los elementos esenciales para el buen funcionamiento de la democracia.

Aunque el Consejo Nacional Electoral (CNE), luego de realizar la polémica reinscripción, mantuvo el registro de prácticamente todas las organizaciones políticas, nada asegura que esto se mantenga así después de las elecciones del 17 de febrero.

Todo depende de la aplicación de las nuevas reglas electorales. A diferencia de antes, la aplicación del método de asignación de escaños (Webster), la creación de distritos en las provincias de Pichincha, Guayas y Manabí, así como la vigencia de la anterior forma de votación (voto preferencial y en plancha), provocará que las organizaciones políticas más grandes se queden con todo y resto se muera en el intento.

Si se toman en cuenta los resultados de las votaciones anteriores, hay una fuerte tendencia de reducción de la fragmentación a nivel del legislativo. Si en el 2006 el Número Efectivo de Partidos (NEP) fue de 5,86 y en el 2009 de 3,76, no sería nada raro que esta cifra pueda ubicarse en 3,1. Vamos hacia la conformación de un sistema de partidos dominado por tres fuerzas políticas. Junto a Alianza País y Creo, el único sobreviviente del sistema de partidos anterior será Sociedad Patriótica (PSP).

Esto marca una diferencia con lo que ocurría hace 10 años. A partir del 2002 fueron perdiendo fuerza partidos tradicionales como el Partido Social Cristiano (PSC), Izquierda Democrática (ID), Democracia Popular (DP), Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) y Partido Socialista frente a dos fuerzas políticas nuevas como el PSP y el Prian. El caso del MPD y Pachakutik es un asunto aparte, por tratarse de fuerzas políticas con un voto cautivo. Si en esa época la representación del PSP y el Prian en el Congreso fue del 14,18%, en el 2006 fue de 45,55%. A su vez los partidos tradicionales bajaron de una representación del 53,31% al 32,6%.

En el 2009 el PSP y el Prian son considerados como tradicionales frente a Alianza País, la cual emerge como fuerza política mayoritaria. Si los resultados electorales siguen la tendencia de los últimos meses, posiblemente el oficialismo tendrá mayoría en la Asamblea.

A diferencia del pasado, en estas elecciones se quedarán en el camino no solo ciertas organizaciones políticas tradicionales sino incluso nuevas. El sistema electoral no favorece a las minorías sino a las organizaciones políticas grandes y que tienen un fuerte voto en plancha.

La crisis del anterior sistema de partidos y la despolitización de la sociedad provocada por Correa tiene sus frutos. Estamos ante un nuevo escenario político. Una democracia prácticamente sin partidos, donde una organización política tendrá el control del Parlamento, facilitando con ello la concentración del poder por parte del Ejecutivo.

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