Pero no la mayoría. Desde que el Gobierno del Ecuador abrió las fronteras patrias para ingreso fácil, han arribado personas de diferentes nacionalidades, entre ellas la de países con ideología política similar a la de nuestro Gobierno: socialismo del siglo XXI. Pero más complicada es la relación con Irán, un país al que, por su programa de armas nucleares, tantos países del planeta han decidido colocarlo en su lugar.
El buen humor de los quiteños no duerme. Circula una comunicación en la que –en resumen- refiere la presencia de un ciudadano de Irán. Este, caminando por la Mariscal, en castellano deficiente se acerca a un viandante y le agradece por permitirle estar en Ecuador donde tiene residencia, alimentación y otras ventajas. El que recibió el saludo sonríe y le responde: lo siento, pero yo soy boliviano. Continúa el camino y detiene a otro al que le dice: hermano ecuatoriano, gracias doy por estar en este país tan bello. El interlocutor le responde: lo siento, no soy ecuatoriano, soy de Venezuela.
Avanzando más, a la siguiente persona le extiende la mano y pronuncia el elogio de Ecuador como país maravilloso. El aludido le estrecha la mano y le responde: querido amigo, no soy ecuatoriano, soy de Nicaragua. El iraní continúa circulando y, finalmente, ve a una señora bien vestida que viene en sentido contrario y le pregunta: ¿es usted ecuatoriana? La mujer sonríe y le dice, no, yo soy cubana. El iraní, extrañado y confuso pregunta a la cubana: ¿dónde están los ecuatorianos? La mujer responde: chico, están trabajando para pagar impuestos y mantener al país.
En nuestro Ecuador han perdido empleo 190 mil nacionales durante el año pasado. ¿Dónde habrá un lugar para los extranjeros? Pues, en orden de fechas: “3 018 cubanos se nacionalizaron ecuatorianos y ya tienen pasaporte”. “La naturalización de 95 cubanos, viciada”. “La agilidad en la concesión de nacionalidades se investiga”, y hasta hay la posibilidad de que la Cancillería revise las naturalizaciones ya otorgadas, pues aparecen hechos inclusive delictivos como falsificación de escrituras, matrimonios arreglados por dinero y uso de documentos y pasaportes falsos.
Diferente es el capítulo de los ciudadanos haitianos, a quienes someterán a un proceso de regularización, pues han sido víctimas de la naturaleza y se entiende que necesitan ayuda humanitaria.
Solo nos referimos a hechos ya publicados. Bienvenidos los extranjeros, si observan conducta legal y moral, a tono con el comportamiento de la casi totalidad de ecuatorianos, sin arrogancia ni grosería. Que nadie piense que esta nota tiene sentimientos de xenofobia o algún rasgo de odio racial. Pero es hora de que el Gobierno reconsidere el Decreto del presidente Rafael Correa, que abrió las puertas del Ecuador sin restricción a foráneos de todas partes.