Venezuela se encuentra no solo en una profunda crisis económica, social y política, sino en un atolladero ante el cual las alternativas de solución de sus problemas se vuelven cada vez más reducidas.
La economía del país no puede estar peor. Inflación por las nubes, desabastecimiento de productos básicos y sector productivo hecho trizas. En lo social, persisten en la actualidad elevados niveles de pobreza, desigualdad social, marginalidad e inseguridad ciudadana. En lo político, no hay rumbo claro. Un Presidente que tiene que hacer uso de la fuerza y la persecución política para esconder su incapacidad e ineptitud para gobernar. La última perla tiene que ver con el cuestionado encarcelamiento del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, por urdir un plan de golpe de Estado con otros líderes de la oposición.
Cuando uno mira de lejos y en perspectiva lo que está ocurriendo en Venezuela no puede dejar de pensar que esto es lo que necesariamente tenía que ocurrir. No solo por la actual conducción de Maduro sino porque el proyecto político del “Socialismo del siglo XXI” fue desde un inicio un completo fracaso.
En una de las tantas visitas que hizo el extinto presidente Hugo Chávez a Cuba manifestó algo que quisiera traer a colación y que explica en parte lo que está pasando en Venezuela. Chávez, en una conferencia dictada en la Universidad de La Habana en 1999, dijo lo siguiente: “Venezuela va hacia el mismo mar hacia dónde va el pueblo cubano, mar de felicidad, de verdadera justicia social, de paz”.
Han transcurrido 15 años de esta alocución de Chávez y hay dos conclusiones que se pueden extraer. Primero, Venezuela efectivamente ha transcurrido por el mismo camino de Cuba. Segundo, el resultado de esta copia del modelo cubano ha ocasionado todo lo contrario a lo que preveía Chávez. Venezuela sufre una de las peores crisis económicas de la región. Los niveles de inseguridad son uno de los más altos del mundo. La crisis de la democracia y sus instituciones, los niveles de corrupción y la vulneración de los derechos son realmente lamentables.
Aunque todos sabemos que esta situación se debe a la aplicación de un modelo fallido, para los gobernantes de estos dos países hay una explicación. En el caso de Venezuela, el presidente Maduro habla de una “guerra económica de la derecha”. En el caso de la isla, del bloqueo impuesto por los Estados Unidos. Los errores siempre son de afuera. Son agentes externos al Régimen. Este es el mejor justificativo que han podido encontrar para explicar la actual situación.
Sin embargo, no se explica cómo Venezuela con una de las reservas más grandes de petróleo del mundo y precios realmente favorables (por más de 10 años), esté en una situación tan calamitosa. ¿Mala copia del modelo cubano? ¿No es, más bien, que este modelo no va a ningún lado?