En Cartagena de Indias se reúne la VI Cumbre de las Américas en medio de expectativas que no se registraron antes. Un tema parece que será planteado por algunos presidentes. Se trata de la ausencia de Cuba. Como generalmente sucede, se corre ahora el riesgo de que aquellos asuntos sustanciales sean postergados para darle rienda suelta a la retórica. En la V Cumbre, celebrada en Trinidad-Tobago, los países convinieron propiciar el retorno de Cuba al sistema hemisférico, y la OEA cumplió con el trámite de eliminar su suspensión del organismo a la espera de que La Habana manifestara su deseo de reincorporarse. No lo hizo. Esto indica simplemente que no es una prioridad de su política exterior, prefiere su estatus actual.
Es cierto que en tiempos recientes Cuba ha dado demostraciones más o menos cautelosas de desear vincularse a la región, pero sin traducirlas a hechos, y obviando en todo caso a la OEA.
No existe explicación racional para la “crisis”. Los aliados de Cuba se esmeraron en crear la Comunidad de América Latina y del Caribe alardeando de que se trataba de “una OEA sin EE.UU.”.
No hay forma de entender el reclamo de algunos países, y de manera especial de Ecuador. El presidente Rafael Correa anunció que se abstendría de concurrir a la Cumbre en protesta por la ausencia de Cuba. Y añadió que no asistirá a ninguna de las reuniones por venir mientras la isla no sea invitada. Un poco exagerado y melodramático el señor Correa. Es probable que todo cambie, pero no cambiará para que él asista. Vivimos en una época de cambios y también cambiará Cuba.
La revista inglesa The Economist acaba de dedicarle una edición a los cambios que ya comenzaron a operarse. Son cambios determinados por la realidad, no impuestos desde afuera.
Sin negar la importancia de Cuba, y la necesidad de su integración al hemisferio, no existen razones para crear una tempestad en un vaso de agua para tratar de disminuir la importancia de la cumbre, y sobre todo, distraerla de asuntos tan graves como el narcotráfico. Esta es la prioridad de la región, y no se puede ocultar.
Más importante que la presencia de Cuba en las reuniones hemisféricas es la eliminación del bloqueo por parte de Estados Unidos. Existe consenso mundial sobre el anacronismo que envenena las relaciones entre las dos naciones. Así lo interpretó Benedicto XVI. El bloqueo contribuye a hacer más penosas las condiciones económicas y sociales del pueblo cubano. Abogar por su eliminación justifica las cartas que sean jugadas. El bloqueo estorba los cambios que se inician ahora e incrementarán con los días. No hay razones para romperse las vestiduras ni melodramas .