Giro hacia el comunismo

En abril de 1961, tras un célebre discurso protagonizado por Fidel Castro, la revolución cubana dio un violento giro ideológico hacia el comunismo. Desde enero de 1959 hasta finales de 1960, cuando los míticos barbudos ya estaban en el gobierno, nunca se mencionó abiertamente la posibilidad de convertir a Cuba en un país comunista, y por el contrario, hasta ese momento se defendió el carácter independentista y antiimperialista de la revolución que había derrocado al dictador Fulgencio Batista.

Sin embargo, en abril de 1961, todo el andamiaje político de la isla iba a cambiar de modo radical. En el contexto mundial se vivía una de las etapas más álgidas de la denominada guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El régimen de Castro tenía muy preocupados a los estadounidenses que se habían acostumbrado desde 1898 a tener bajo su control a casi todos los gobiernos cubanos, incluidos en ellos, por supuesto, el del dictador Batista.

Esa preocupación fue la que dio origen a la invasión de Bahía de Cochinos, que se convertiría no solo en un estrepitoso fracaso bélico de los Estados Unidos, sino en uno de los errores más grandes de política internacional que cometió ese país durante el siglo XX.

El gobierno de John F. Kennedy llevaba apenas cuatro meses cuando el joven presidente decidió seguir adelante con la delirante idea de insertar en Cuba un grupo de combatientes que pudiera derrocar a Fidel Castro. La derrota que le propinó el ejército cubano al exiguo número de militares americanos dio al traste con la intención norteamericana de penetrar militarmente en la isla, pero además de la humillante derrota, el episodio de Bahía de Cochinos le dio a Castro el pretexto ideal para romper de una vez por todas con el imperio estadounidense y así engancharse ideológica y económicamente con el imperio soviético.

Así, en 1961, todos los que habían apostado por la liberación final de Cuba y por un gobierno democrático distinto al régimen de terror de Batista, se vieron sorprendidos por la instauración de un Estado comunista, marxista y leninista que apresuró su consolidación encarcelando, liquidando y forzando al exilio a todos los ciudadanos que disentían con la nueva corriente ideológica.

Entre las víctimas de la persecución obsesiva del nuevo gobierno estuvieron algunos expedicionarios del Granma, muchos combatientes de la Sierra Maestra y miles de compañeros de lucha, jóvenes idealistas en su gran mayoría, que pocos meses antes creyeron que había llegado por fin la ansiada libertad para Cuba. Entre los más reconocidos intelectuales perseguidos por sus ideas contrarias al dogma ideológico se encontraron, entre otros, Guillermo Cabrera Infante, José Lezama Lima o Reinaldo Arenas. De ellos vale la pena leer obras como ‘Tres tristes tigres’, novela ingeniosa de Cabrera Infante; la extraordinaria ‘Paradiso’ de Lezama; y los espeluznantes pasajes que dejó Arenas en sus memorias tituladas ‘Antes que anochezca’.

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