Mucho se ha hablado y escrito sobre que hoy enfrentamos una crisis económica, que se la asocia con la apreciación del dólar y la caída de los precios del petróleo. Esto se da dentro de un contexto de aislamiento comercial.
El Ecuador se ha vuelto un país de altos costos de producción, en gran parte, por las políticas del Gobierno dirigidas a imponer, sobre el sector formal de la economía, variadas y costosas regulaciones, una altísima carga tributaria y un manejo arbitrario en lo laboral. Todo esto, para elevar el gasto público a un nivel de 44% del PIB. Quiero sugerir algunas acciones que podrían ayudarnos a disminuir los efectos de la crisis y, lo más importante, podrían evitar la desdolarización y sus graves consecuencias.
Para disminuir el déficit externo, se debe promover la secuencia de inversión-producción-exportación-empleo privados, para lo cual el Gobierno requiere dar un cambio de 180 grados, ya que es lo único que quizás podría convencer, luego del daño que se ha hecho a la confianza del inversionista privado. Para ello sugiero: la eliminación del Anticipo del Impuesto a la Renta, la eliminación del Impuesto a la Salida de Capitales, la eliminación de la retención en la fuente del Impuesto a la Renta, la eliminación de todo recargo adicional, por encima del desahucio universal que se introdujo recientemente, por la terminación de los contratos laborales; y, la eliminación de las salvaguardias sobre todos los bienes que sirvan de insumos para la producción.
Para compensar la pérdida de ingresos que implicarían estas decisiones, propongo la focalización del subsidio a los combustibles. Frente a la contracción de ingresos, y para poder cerrar el déficit fiscal, el Sector Público No Financiero deberá bajar su nivel de gasto por lo menos en 14 puntos del PIB. Para esto, deberá suspender de inmediato todo nuevo proyecto de inversión y aquellos cuya suspensión no signifique pérdida de lo ya realizado; continuar, para su terminación, aquellos proyectos de inversión en ejecución, especialmente los que estén dirigidos a mejorar la competitividad de la producción ecuatoriana; y, rebajar el gasto corriente en por lo menos 5 de los 14 puntos del PIB de recorte. El proyecto Refinería del Pacífico deberá suspenderse, por antitécnico, antieconómico y sobrepreciado.
En las circunstancias por venir, será imprescindible el fortalecimiento del crédito productivo público. Simultáneamente, se deberá acometer una intensa negociación de tratados comerciales, con todos los principales socios comerciales; y, de protocolos fitosanitarios que derriben barreras de esa naturaleza en dichos mercados, para nuestros productos de exportación.
No es seguro que lo propuesto aquí, en brevísimo resumen, nos salve de la crisis que se nos precipita encima, pero seguramente nos ayude a enfrentarla.
Columnista invitado