Se adolece en la actualidad de un problema fiscal y un desequilibrio externo traducidos en una falta importante de liquidez.
El desorden de las finanzas públicas que ha absorbido dólares en exceso, el gigantesco gasto público que promovió el aceleramiento de las importaciones ante unas exportaciones huérfanas de acuerdos comerciales y de inversión extranjera, la falta de ahorros públicos y la débil presencia privada que habría aportado con recursos, son los factores que explican la fuerza del coletazo de la actual caída de precio de petróleo.
Estamos, entonces, en una creciente iliquidez, expresada, por ejemplo, en saldos bajos de la cuenta del tesoro en el Banco Central cuyo monto aproximado de USD 300 millones no alcanza ni para pagar el 50% del rol de pagos públicos.
Como los dólares no se imprimen en el país, es el entorno externo donde se pueden obtener. Un primer paso es reducir la necesidad de dólares del Presupuesto del Estado, para lo cual no queda más de reducir de forma significativa los gastos de inversión del Gobierno, focalizar subsidios en especial los inherentes a los combustibles e invitar al sector privado a que ponga el cheque para la obra pública, a través de figuras como las concesiones.
Esto no provee liquidez pero reduce presión de dólares. Hay alrededor de USD 12 mil millones presupuestados en gastos de capital y no queda más que reducirla de forma importante, lamentablemente, con todos los efectos que esto va a provocar en la actividad económica y el empleo. Con ello, la necesidad de liquidez se reduce.
Reitero, en dolarización los efectos de estas situaciones no se expresan tanto en crecimiento de precios como inflación, tasas de interés o tipo de cambio, pero sí en cantidad, esto es, la economía no crece o se contrae y hay mayor desempleo.
A mediano plazo una forma de atraer dólares es con inversión extranjera, pues por ejemplo las remesas no dependen de la política económica interna. Para atraer inversión extranjera se requiere de algunas decisiones básicas: asegurar que no se topará el sistema tributario por varios años, que se respetarán los contratos de inversión extranjera, que no meterán la mano en la justicia y que el Estado se limitará a participar en lo que realmente le compete, como educación, salud, seguridad y justicia.
La obra pública deberá ser desarrollada por el sector privado. De forma inmediata, deberían gestionar una operación de crédito con los multilaterales a plazo largo y bajas tasas de interés. Esto sí brindaría un respiro de liquidez hasta que los dólares provenientes de otras decisiones empiecen a llegar.
Asimismo, deben desinvertir y vender inmuebles improductivos como los canales de televisión, periódicos y radios. Restringir importaciones no resuelve el problema, lo posterga y lo “tunea”.
¿Es costoso política y electoralmente para el Gobierno? Sí, pero no hay casi opciones.