CPCCS-t frene la “dedocracia”

¿Qué duda cabe que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social transitorio ha sido la principal vía de superación de la nefasta época correísta? Valientes y proactivos – los consejeros, liderados por el señor Trujillo – no se han amilanado al enfrentarse a verdaderos mastodontes de la podredumbre institucional de la última década.

Ahora bien, decir esto no implica afirmar que los actos del CPCCS-t han sido perfectos y no puedan mejorar. Señalar vías de mejora obedece a una razón esencial.

El trabajo de superar el correísmo debe ser impecable, alejándose de cualquier injusticia o evitando cualquier irregularidad. No podemos permitir ningún derrape, puesto que darían cabida a críticas por parte de los corruptos desposeídos del poder. Al haber anomalías en ambos campos (aunque el tamaño de estas sea incomparable) la gente tiende a igualarlos. “Todos son lo mismo”, injusta frase que se origina cuando en el campo de los justos se generan decepciones.

Así es, no podemos dejar que la historia compare con el correato a quienes trataron de superarlo. Hay que cuidar, como lo más precioso, la legalidad y legitimidad de los procesos de depuración. De lo contrario en el futuro habrá voces que declararán que salimos de un miasma para entrar en más de lo mismo.

En esos días el CPCCS-t tiene una oportunidad especial. Pocas instituciones fueron tan ruines como el CNE correísta. Justo el organismo que debía proteger la democracia fue el culpable de su total desmantelamiento. Ruptura de cadenas de custodia de las urnas; el General Castro que denunció el hecho, Correa lo despidió. Uso de fondos y recursos públicos para favorecer una campaña. Disolución de movimientos y destrucción de todo el sistema partidista. Ni soñando se podía cumplir con un proyecto de caotización de la democracia más eficazmente.
Hay varias posibilidades barajadas, entre ellas la de conformar un CNE transitorio. ¿Y a quién se escogerá? Por mayor currículo que tenga el, la o los favorecidos, ¿cómo se justificará el dedazo? ¿Cómo se legitimarán frente a quienes tienen iguales pretensiones?
Hay una solución. Dar el rol a quienes legítimamente se lo ganaron, y fueron ilegalmente apartados cuando el correato buscaba colocar fidelidades en las cabezas de todo el Estado.

Solanda Goyes ganó el concurso del 2014; sin matices ni peros, lo ganó. Ella ha demostrado tener los méritos para dirigir el CNE. Pero el poder – incluyendo el anterior vil CPCCS – irregularmente la apartaron por no estar alineada con la dictadura.

La legitimidad quedaría clara. Se evitaría la dedocracia. El CPCCS-t avanzaría como quien devolvió la meritocracia y legalidad donde no la había. Se repararían, así no sea totalmente, los entuertos.

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