En un año de crisis fiscal nada prevista pero evidente, hay que situar en el presupuesto estatal un monto superior a los diez millones de dólares para que, el 19 de febrero del 2017, se efectúen las tan esperadas y urgentes elecciones de Presidente y Vicepresidente de la República, de los 137 asambleístas y de aquellos de representación decorativa ante el Parlamento Andino.
La reposición democrática se hará al culminar diez años de correísmo que están cubiertos en exceso con un solo personaje que desafió los períodos históricos de 4 años para el ejercicio de la Presidencia de la República. Por primera vez, dos generaciones de ecuatorianos han pasado esta década entre la historia que nadó en recursos fiscales hasta ahogarse de burocracia, y de altos sueldos en las cúpulas que creó para que el disfrute sea compartido entre los fieles más probados. Actualmente se encuentra agotado ese libreto de gobierno, y su presencia física, así como de algunas decenas que forman el entorno ejecutivo de los ministerios, subsecretarías y direcciones nacionales y regionales que triplican el número para el disfrute de la administración pública a nivel nacional.
El diseño, impresión y utilización de las papeletas requeridas para elegir toda la nómina representativa de más o menos 150 personas, tiene un costo de 4´410.991 en materiales para las juntas receptoras del voto, así como sus honorarios se aprecian en 5’641.536. Además, los llamados “insumos electorales “que requieren imprimirse suman 13´905.884 para cuatro tipos de procesos: voto general, voto en domicilio, sufragio de personas privadas de libertad, y hasta el minoritario “voto de ecuatorianos en el exterior”.
Según afirma el Consejo Nacional Electoral, la primera vuelta será el 19 de febrero del 2017, y la segunda el 2 de abril; y se imprimirán 52´631.541 de papeletas para elegir Presidente y Vicepresidente de la República, así como asambleístas y parlamentarios andinos, mientras que para la segunda vuelta se requerirán 13´156.648 que serán utilizadas para elegir al primero y segundo mandatarios, porque habrán dos millones adicionales de votantes comparándolos con quienes sufragaron el 2013.
¿Habrá crecido tanto la población en 4 años o habrá sido un error numérico?
Ya hay poco interés en situar a dicho Consejo Electoral como dependencia del poder Ejecutivo, porque las candidaturas de oposición, desde las presidenciales, que tienen una significación sustancial, hasta las parlamentarias-de asambleístas, tienen asidero popular suficiente para triunfar.
Sin embargo, está por sobre todo la responsabilidad ante el pueblo de vigilar que los datos finales sean el reflejo de la realidad política opositora a estos diez años de cobertura total en los segmentos de la frondosa administración pública.
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