Esa constante siempre ha estado vigente en las sociedades humanas. Nuestra forma republicana democrática ha tenido 20 constituciones, y el actual Presidente goza todavía de su segunda reelección consecutiva que, terminará en mayo del 2017. Por ahora terminaremos el 2014 con ocho años del mismo régimen liderado por Rafael Correa, que ha devenido en formas populistas. Se eliminó la separación de los poderes que configuran toda democracia, en medio de una constante disminución de la necesaria libertad de expresión, porque ya hemos comenzado a trazar los senderos de estricto control con la Superintendencia de Información y Comunicación con facultad sancionadora directa que elimina cualquier acción judicial protectora, y el Consejo de Regulación y Desarrollo –Cordicom-, para que la comunicación sea uno más de los servicios públicos a cargo del Estado.
Ha sido la voluntad del poder dominante, la que ha llegado a practicar resoluciones políticas que tienen trascendencia, porque afectan a las bases estructurales del Estado democrático, hasta que vaya quedando como rótulo de fachada, mientras en su interior se encuentran instituciones autoritarias, cada vez más fortalecidas. Por eso, mientras la Asamblea -a través de su comisión especialísima- escuchó, en la fase final esta semana, a los interesados en apoyar u oponerse a “enmiendas constitucionales” que son verdaderas reformas, pero como han sido ya estudiadas en profundidad, por la Corte Constitucional, está la mayoría gubernamental para aprobarlas rápidamente, y abrir un año de meditación. Entrarán a ejecutarse en enero de 2017, después de un segundo debate parlamentario, y se habrá justificado el cierre de cualquier consulta los años 2015-16. Por tanto, irán al vacío los millares de firmas que pidan convocatoria.
Y antes de que se abra esta etapa final, que tendrá un escenario de crisis económica evidente en los años 2015 y 2016, es necesario que recoja la memoria colectiva, las “dieciséis enmiendas” que modificarán el texto constitucional del 2008: 1.
Quedará abierto el camino a la reelección presidencial indefinida o vitalicia. 2. Se eliminará la facultad imprescindible de la Contraloría para fiscalizar sin restricciones. 3.- Se lesionará a la soberanía popular eliminando del art. 104 de la Constitución “la consulta sobre cualquier asunto”. 4. Se restringirá la libertad sindical de los servidores públicos y privados. 5. Se limitará más a la comunicación libre al ubicarla como servicio público a cargo del Estado. 6. Se permitirá inscribir candidaturas a la Presidencia y Vicepresidencia de la República a partir de 30 años de edad, sin considerar factores necesarios de experiencia en otras zonas del servicio público, y hasta de experiencia profesional de nivel universitario; y, 7. Se encuadrará a las Fuerzas Armadas en torno a misiones estrictamente policiales. ¿Quedará todavía la esperanza de que concluya este populismo el 2017?