De acuerdo al informe del Departamento de Justicia de los Estados Unidos 12 países (Angola, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela) en los que las prácticas corruptas de la Odebrecht se han presentado. Partidos, candidatos y funcionarios han recibido coimas y sobornos por USD 788 millones.
La diversidad de situaciones políticas y partidos en el poder es evidente entre los países involucrados, parecería que no se puede asociar un solo modelo político o institucional a la existencia de prácticas corruptas, tampoco puede afirmarse que es un tema de funcionarios públicos o exclusivamente de lo público, en este caso se trata de una empresa privada la que ha usado el soborno como una práctica sistemática a lo largo de 15 años para obtener ventajas e incrementar sus ganancias.
Hume sostenía que los diseños institucionales debían hacerse considerando que “…todos los hombres son tunantes”, para él era un principio que debe respetarse siempre, toda organización o estructura institucional debía pensarse desde de la lógica de la desconfianza. Toda persona con la oportunidad de apropiarse de algo lo hará si no está sujeto a alguna forma de control. Seguro muchos pensamos que no esto no es verdad, que hay gente que actuará honestamente siempre sin importar los incentivos que existan para hacer lo contrario, sin embargo esto no se trata de individuos dispersos o de un anecdotario de virtudes individuales, es una preocupación de comportamientos sociales, de instituciones y organizaciones.
Muchos de los cambios en esta época de revolución ciudadana, la forma en que ciertos actores políticos, varios de ellos desencantados y en la oposición hoy, justificaron diseños institucionales que facilitaron la concentración de poder, el desbalance institucional y el silenciamiento de voces críticas, en un supuesto virtuosismo del proyecto y de quienes son parte del mismo.
La corrupción se presenta en gobiernos de derecha, centro o izquierda, pero existen condiciones que pueden incrementar o disminuir los riesgos de actos deshonestos en el ámbito público, por ejemplo, la alternancia en el poder o la rotación en ciertos cargos públicos pueden contribuir a disminuirlos, la larga permanencia a multiplicarlos; una sociedad civil robusta y diversidad de medios de comunicación, pueden ser útiles para prevenir, denunciar y enfrentar prácticas corruptas, pero periodistas y organizaciones sociales controlados por el poder político, y en otros casos amenazados y perseguidos facilitan la acción de los corruptos y de los corruptores.
El informe del Departamento de Justicia es claro, “entre el 2007 y 2016 Odebrecht hizo… más de USD 33,5 millones en pagos corruptos a funcionarios gubernamentales en Ecuador”. Ya conoceremos los nombres de los directamente involucrados (como con la FIFA), pero lo más importante es identificar y desmontar las condiciones que facilitan que esto suceda; este es un tema político, no solo judicial, por ello es central de cara a las próximas elecciones.