No es raro encontrarse con ladrones que predican contra el robo para que los demás no les hagan la competencia. Frase del reconocido y recordado filósofo, escritor y académico español, Miguel de Unamuno. Una afirmación para no fiarse de los que predican contra el fraude y el hurto y hablan de ética. Frente a eso se necesita una sociedad más consciente y activa, más aún en tiempos de crisis. Por ello el pensador sentenció que a veces el silencio es la peor mentira.
La corrupción no ha estado exenta en ningún gobierno en mayor o menor grado y peor en aquellas administraciones que han pasado un largo tiempo en el poder. La diferencia es que unos se preocuparon de las denuncias y dieron luz verde para que se investiguen y se sancionen los actos en los que han estado involucrados altos funcionarios públicos y representantes del sector privado. Otros pretenden sancionar a los mensajeros denunciantes. En nombre de “la revolución” han tapado, ocultan y defienden a quienes las evidencias han demostrado las irregularidades y han pasado a mejor vida personal y familiar.
Este fin de mes en tres ciudades del país se prevé una cita regional denominada progresista, con la participación de delegados de organizaciones políticas de izquierda. Muchos de ellos, el caso de Venezuela, que han llevado a sus pueblos a la peor crisis de su historia, en nombre de la revolución. Empobrecidos y con indicadores económicos, sociales y de seguridad alarmantes.
También se prevé la presencia de dos exmandatarios del Cono Sur con distintas imágenes. El uno un respetable hombre que ha practicado su posición política y sigue viviendo con modestia. Otra investigada por la justicia de su país y, de acuerdo con las indagaciones y denuncias fundamentadas que se hicieran públicas, su patrimonio creció notablemente durante su paso por el poder. A familiares les han encontrado millones y millones en billetes y cuentas. Acusados de influir en la adjudicación de obras públicas en favor de empresas de un personaje que está preso. A otro ex funcionario lo encontraron sacos de billetes con millones USD, que intentó ingresar subrepticiamente a un convento de monjas. Estos hechos concretos no son inventos ni del gobierno ni de la oposición sino realidades de cómo actuaron.
En este contexto, no se puede venir a dar clases de moral, peor hablar de un pacto ético en contra de otros, sin mirarse en el espejo de todo lo que han hecho en el poder. Una vergüenza ajena. Lo que pasa es que perdieron el pudor y no sirvieron a sus países. Se sirvieron para beneficio propio. A tal grado llegan las actitudes desafiantes y contradictorias que incluso se prevé un homenaje de reconocimiento de una función del Estado llamada a fiscalizar y que tiene deudas pendientes con el país. Las pruebas sobran: sentenciados y presos ex altos funcionarios del régimen nacional.