El Jefe Rafael dijo algo interesante: “Por si acaso, yo no he hablado de ninguna reelección indefinida”. Bien. “Solo he dicho que me encantaría competir en el 2017 con Jaime Nebot por la presidencia”. ¿Cómo así? Pues, hablando francamente, un choque Correa vs. Nebot suena a superclásico. Si el presidente Correa vuelve a la palestra el 2017 -como se está perfilando- y el rival es el Cachorro sería un suceso 50 veces mayor que el de Metallica. Un acontecimiento político. Pero no se ve nadita fácil que los dos porteños compitan en pos de Carondelet.
Lo de Correa va avanzando. Alianza País está muy entusiasta por la re-reelección. El Presidente dijo “no, gracias” varias veces pero acepta que el 23-F -debido al revés, susto, sorpresa o, según la perversa oposición, la derrota- ha cambiado el panorama ecuatoriano. Los pesimistas creen que peligra la revolución.
Hay discrepancias respecto a las características de la re-reelección. Entre los asambleístas de Alianza (ahora más de 100) algunos hablan de la reelección indefinida, al estilo de Chávez y Ortega. Otros aplauden el “modelo Vinicio”, o sea brindándole al Jefe un descanso de cuatro años (2017-2021) para que vuelva con más entusiasmo y experiencia. También hay partidarios de que funcione una sola reelección, a partir del famoso 2017. Los diputados y los funcionarios coinciden en una frase extra. “No se olviden de nosotros. Por lo menos un repituche”.
Una postulación de Nebot es complicada. Le apodaron “Cachorro” porque seguía los pasos del León (Febres Cordero). Rugía y avanzaba hasta que llegó la hora de lanzarse en pos de la presidencia del Ecuador y mejorar el temible modelo febrescorderista. Tenía apenas 45 años y el entrometido rival -el bisabuelito Sixto- ya andaba por los 70 y había perdido dos elecciones. Pero el público ecuatoriano da sus sorpresas y el anunciador de turno informó que Durán Ballén había triunfado, con su improvisado PUR (Partido Unidad Republicana), por 7 puntos de diferencia. Era el año 1992.
El segundo intento presidencialista fue peor. En 1996 se lanzaron varios candidatos dispuestos a librarle al país de los cantos y los bailes de Abdalá. Freddy Ehlers y Rodrigo Paz se dividieron los votos. Nebot disputó la final con Bucaram. Ganó el “loco que ama” y el ex-Cachorro prometió no candidatizarse más a la presidencia y dedicar todos sus esfuerzos a la Alcaldía porteña. Allí está desde el 2000.
El presidente Correa quiere un buen rival para el 2017. Ha tenido varios choques con el Cachorro -a quien imita esporádicamente la forma de hablar- pero también le ha reconocido méritos y cree que ahora pertenece a una derecha aceptable. Cuando el Jefe Rafael sufrió su única derrota -ante Alvarito, en su debut, aunque usted no lo crea- visitó a Nebot. Conclusión: Jaime Nebot Saadi aceptará la postulación en el año 2017 solo si tiene la expectativa de ganar y nada menos que a un triunfador nato. Con la circunstancia de que a ninguno de ellos le gusta perder. ¿Veremos el clásico Correa-Nebot?