Aunque no lo parezca, la semana estuvo llena de emociones fuertes. Metallica vino a Quito con su música y dejó llenos de energía los corazones de sus fanáticos; satisfechas las expectativas de los organizadores, y zozobra entre los vecinos del parque Bicentenario, por la conclusión ligera de que ese es el mejor lugar para conciertos masivos, ignorando los problemas de higiene, seguridad, movilidad, servicios y ruido a los que están expuestos.
También creció la expectativa sobre lo que hará o dejará de hacer el alcalde electo Mauricio Rodas. Más allá de la correlación de fuerzas que habrá en el Concejo tras las elecciones, los quiteños esperan con ansia las acciones del joven político, y no parecen molestos por el nivel de diálogo que plantea con el Presidente de la República.
Aumentó la preocupación por saber si en sus últimos días la actual administración municipal bajará el ritmo, mientras se especula sobre el destino político de Augusto Barrera después de su agridulce paso por la Alcaldía. Ciudad política como es, Quito también siguió de cerca los movimientos en AP, uno de cuyos resultados fue la salida de Fernando Cordero de la Presidencia del IESS.
La decisión tuvo doble efecto: hacer el vacío a uno de los políticos criticados de sectarios en el balance de los errores cometidos por AP en las recientes elecciones y sacarse de encima un problema de opinión pública creado en torno a la resolución sobre la afiliación obligatoria a la seguridad social para personas sin relación de dependencia. Profesionales, pequeños empresarios y trabajadores independientes veían en la norma una coacción innecesaria. La válvula de escape funcionó.
Ni Barrera ni Cordero -ni Galo Mora ni Betty Tola, también señalados como responsables de los resultados del 23-F- se cuentan entre las personalidades de AP que pudieran tener oportunidad en la línea de sucesión de Rafael Correa. Porque otro de los temas de la semana fue el posible relevo gobiernista para el 2017. Después del análisis, las debilidades pesan más que las fortalezas.
Entre ellas se cuentan figuras jóvenes como Jimmy Jairala, Viviana Bonilla y Gabriela Rivadeneira (las dos últimas están descartadas por su corta edad); políticos que han brillado con luz propia dentro del movimiento, como Lenin Moreno y Ricardo Patiño; una figura en construcción, como la del vicepresidente Jorge Glas, y dos herederos de la socialdemocracia, como Gustavo Baroja y Ramiro González, que cuentan con fuerza política propia.
En consecuencia y frente a una oposición ‘light’, la conclusión política de la semana es conmovedora: mientras reacomodan el tablero, AP y Correa avanzarán en la fórmula más segura -por lo demás, de moda en el mundo- de la reelección indefinida. Y dejarán de lado cualquier consideración legal o constitucional que estorbe lo que llaman la “supervivencia del proyecto”.