Al menos en Quito los resultados de las últimas elecciones dan para pensar que el presidente Correa se dejó llevar por razonamientos de peso como que la gran obra, histórica, realizada por su Gobierno influiría en la voluntad de los electores. En este sentido apostó fuerte tanto que la obra del alcalde Barrera quedó en segundo plano y la figura del burgomaestre bastante disminuida. Fue arrollado por quien se presentaba ante los quiteños sin otro mérito que el de constituirse en el oponente más cercano al Presidente de la República, tan es así que el Palacio Municipal está a dos pasos de Carondelet… Lo imposible con Nebot, la derecha económica en pleno con Rodas a la cabeza preparándose para cubrir esa corta distancia. De ahí también que uno de los derrotados sea Guillermo Lasso, banquero, líder de Creo, con una votación importante en las elecciones presidenciales, a quien no se le puede incluir en la línea del capitalismo salvaje.
¿Qué pudo haber sucedido para que los seguidores de Ramiro González, ministro de Industrias de Correa, líder del partido Avanza, con buena votación, no se pusieran de acuerdo con quienes dirigen Alianza País? ¿Reticencia de los primeros sabiéndose herederos de una Izquierda Democrática de aceptado contenido ideológico como para llegar a la Presidencia de la República luego de poco tiempo, apenas 4 años? ¿Galo Mora y otros estrategas de Alianza País, fatuos y vanidosos desde la altura del poder, subestimaron la fuerza de afines y contrarios? Puede que sea una percepción, equivocada. El Gobierno perdió no solamente en las ciudades importantes, sino también en numerosos cantones del Ecuador profundo, es decir el habitado por ciudadanos de mente comarcana, chagras y montubios hasta más no poder, para quienes el mundo llega hasta donde alcanza la feria del pueblo y sus pequeños negocios. Inalcanzable para ellos, para su entendimiento e intereses, las grandes políticas del Gobierno puestas la mira en el crecimiento y desarrollo del país.
Ni idea de lo que se pretende con la Ciudad del Conocimiento, Yachay. Son los que trabajan de sol a sol y lo único que piden es que se los deje prosperar en paz.
Desde luego que habrán contribuido a la derrota del Gobierno quienes se oponen a la depredación del Yasuní, a la penalización de los delitos de opinión y la mala práctica médica, los que están hasta las narices de que el Gobierno se blinde a denuncias de todo género, empuñes incluidos o barbaridades como las que ocurren en el MSP. También hasta la coronilla, eso de ver cubanos por todas partes. ¿Qué podemos copiar y esperar de los hermanos Castro o del Maduro de Venezuela? ¿La Refinería del Pacífico? Para eso están los chinos y otros igual de amarillentos. El resultado de las elecciones: alerta naranja por lo que puede venir y está cociéndose.