Los legisladores oficialistas de la Comisión de Comunicación se sacaron la máscara y votaron en bloque por un Consejo de Comunicación que pretende integrarlo con representantes directos del Poder Ejecutivo violentando la elemental independencia aconsejable en un ente que puede convertirse en controlador y sancionador de la prensa libre.
Los asambleístas de la bancada verde hacen caso omiso de la voz del Presidente y su líder máximo que dijo hace poco en Ecuadoradio que la Ley de Comunicación no era importante para su proyecto político.
Entonces caben dos teorías: una que el Presidente diga lo que piensa y que sus coidearios no le hagan caso. Dos, que el Presidente no diga lo que piensa y busque soterradamente que pase esta Ley que conculcaría el ejercicio de la libertad de expresión y de prensa y la sometería al ojo del censor oficial por la censura previa que conlleva la aplicación del artículo 10 del proyecto y que contradice la normativa internacional que la Constitución reconoce como la materia de la que Ecuador es signatario. El art. 424 dice en su inciso segundo: “La Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado que reconozcan derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, prevalecerán sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder público”.
Pero los legisladores verdes desoyen esta premisa que aprobaron en Montecristi y elevaron a norma constitucional.
Además, desconocen su propia palabra si no cumplen con el acuerdo legislativo multipartidista que en diciembre ponía fuera de debate el tema de la conformación del Consejo de Comunicación y le blindaba de toda interferencia de los gobiernos de turno. Da pena constatar que muchos no son capaces ni tienen el honor de mantener la palabra empeñada, que los fines ocultos o desembozados de sostener la verdad oficial de esta maltrecha comedia revolucionaria valen más que su promesa pública.
No deben olvidar que esta es la tierra de Eugenio Espejo, que luchó por la libertad durante los días oscuros de la corona. Dicho padre de la patria fundó el periódico ‘Primicias de la Cultura de Quito’. Que el despotismo y la tiranía ahogaron con sangre a los pensadores que fundaron ‘El Quiteño Libre’, otro periódico del ocaso de la Colonia. Que aquí nació y luchó con su palabra y la prensa libre, Juan Montalvo que se opuso a la tiranía y el oscurantismo y al vil despotismo farandulesco que le sobrevino. Que esta es la tierra de Fray Vicente Solano y Manuel J. Calle, que esta es la patria de Raúl Andrade y Benjamín Carrión, hombres de pensamiento libre y cuya luz ilumina e inspira al periodismo independiente que denunciará, más allá de la ley opresiva, a los gobiernos de turno y sus cortes de “honor” que quieran opacar la libérrima condición de este pueblo altivo, diverso, indómito. La libertad libra estos días una batalla definitiva.