Finalmente, quienes terminaremos pagando la falta de dinero seremos los contribuyentes de cada una de las ciudades, a través del Impuesto Predial.
Los municipios -la mayoría- comenzaron a actualizar sus catastros para incorporar más predios y ajustar los valores del Impuesto Predial del 2016, con la finalidad de conseguir recursos para su presupuesto anual. En esa línea se hallan Cuenca, Santo Domingo, y Ambato. Y otros están por hacerlo.
Los gobiernos locales están en serios aprietos, porque no hay plata para el siguiente año. Las asignaciones para las municipalidades se redujeron en el Presupuesto General del Estado, debido a la baja del precio del petróleo.
Como no hay más plata ni quien les dé, la única manera que encontraron fue acudir al bolsillo de los contribuyentes.
La bonanza del ‘boom’ petrolero, que se tuvo casi por una década por el alto valor del hidrocarburo, hizo perder de vista toda oportunidad de ahorro o de mecanismos para aprovechar tanta riqueza.
Solo veamos lo que pasa con Coca, la capital de la provincia de Orellana. Está endeudada y desesperada, después de haber tenido tanto dinero del petróleo. Lo mismo le sucede a Lago Agrio, donde se agrava por el tema cambiario, que hace que el ecuatoriano compre barato en Colombia. El peso colombiano se ha depreciado mucho frente al dólar.
Los municipios replicaron el mismo modelo del Ejecutivo: gastar e invertir. En sí, eso no está mal; sin embargo, no se preocuparon en crear un fondo para la época de vacas flacas.
El Gobierno ha dicho que la construcción de carreteras y otras obras es una forma de ahorro, pero ninguna de ellas nos puede dar plata, en este momento, para afrontar el bache financiero.
Ojo, no se está en contra de la inversión en vialidad u otra área.
Ya que no aprovechamos la bonanza, ahora es el momento de sacar partido de la crisis; es decir, los municipios pueden empezar a buscar, idearse o inventarse formas para conseguir financiamiento y hasta ahorrar sin acudir al bolsillo del contribuyente.