La gran mayoría de los votantes optará por el “si” en todas las preguntas de la consulta popular planteada por el presidente de la República. No cabe duda de que en todos los casos, especialmente en la no reelección, hay que pagar una deuda democrática contra la autocracia y el continuismo.
Pero también es verdad que, si se esperaba que esta fuera un mecanismo para la gran reforma que necesita el país, se quedó muy corta. El presidente Moreno está desperdiciando una rara oportunidad para avanzar en la democratización del Ecuador a través de una radical reforma de la Constitución. Ahora podría hacerlo cuando tiene un inédito respaldo popular. Luego, tal vez ya no haya como.
Está bien sancionar la corrupción, pero se pudo preguntar también mecanismos concretos para investigarla y prevenirla. Reorganizar el mal llamado “Consejo de Participación Ciudadana” era un clamor nacional, pero mantenerlo, aunque sea provisionalmente, destruye el equilibrio de los poderes. Ese organismo debe desaparecer. Además, debía esperarse que todos los organismos y funcionarios nombrados por ese consejo, también sean cesados.
Sin embargo, la mayor insuficiencia de la consulta es que la pregunta sobre la enmienda constitucional que permitió la reelección indefinida no abarca a todas las reformas constitucionales aprobadas tramposamente por la mayoría correista de la Asamblea en diciembre de 2015. Así como lo hizo con la no reelección indefinida, debió consultar sobre si se deja sin efecto las demás reformas, todas perjudiciales al país y a la democracia.
De manera especial, el presidente les ha fallado a los dos sectores que más han hecho por combatir la corrupción: los trabajadores y los medios de comunicación. ¿Por qué no preguntó sobre si debían quedar sin efecto las reformas que despojaron a los trabajadores públicos del derecho de organización, y la que estableció que la comunicación es un servicio público para poder controlarla?
El FUT y otras organizaciones sociales promovieron la Comisión Nacional Anticorrupción, que ahora es un referente ético nacional. Y han organizado varias movilizaciones para respaldarla. Los medios, aún con la “Ley Mordaza”, denunciaron hechos irregulares, que de otra manera hubieran quedado impunes.
Esperemos que se de pronto la consulta. Así el gobierno y todo el país podrán enfrentar la crisis económica, que debe preocuparnos a todos. Pero las cosas como se han dado, nos demuestran que la reforma necesaria a la estructura del estado tendrá que hacerla en el futuro una Asamblea Constituyente. El que Correa la pida ahora como maniobra contra la consulta, no debe hacernos perder de vista su necesidad. Cuando se convoque, Correa tendrá el mismo terror de ser derrotado que tuvo cuando en 2015 no convocó a la consulta por miedo al pueblo. Que venga y será derrotado.
eayala@elcomercio.org