Hace doscientos años la primera Constitución Política Española abolió la monarquía absoluta y abrió el camino para una monarquía parlamentaria que tiene plena vigencia en la actualidad en otros países como Inglaterra, Suecia, Holanda y desde 1976 en España.
Fue aprobada por las Cortes de Cádiz el 23 de enero de 1812. En sus discusiones estuvieron los diputados de la Real Audiencia de Quito, Juan Matheu y Herrera, conde de Puñonrostro, José Mejía Lequerica y José Joaquín de Olmedo. Se dispuso que sea conocida y ejecutada en los distritos coloniales españoles en América y en ultramar como Filipinas.
No pudo ejecutarse en ningún territorio colonial por los varios movimientos de independencia y la insurrección armada, pero sí tuvo una evidente trascendencia práctica al inspirar y servir de base ideológica para la redacción de los primeros proyectos constitucionales que se elaboraron, discutieron y aprobaron Asambleas y Congresos, que proclamaron la libertad en la forma republicana de gobierno presidencialista.
En Quito, con base en la toma del poder por la Junta Suprema organizada por la insurrección del 10 de agosto de 1809, que presidió Juan María de Montúfar y Larrea, II Marqués de Selva Alegre, se expidió después de dos años y medio el 15 de febrero de 1812 la primera Constitución que formaba el Estado de Quito. Tiene coincidencia en el tiempo con la Constitución de Cádiz aprobada en enero de 1812, aunque sin influencia directa para elaborar ese texto que tiene 54 artículos. Destácase la forma de gobierno que dice: “será siempre popular y representativa”, así como la fidelidad del Estado libre de Quito al Rey Fernando VII, y la subordinación del Presidente del Estado al poder legislativo, y la independencia total del poder Judicial. Nunca pudo ejecutarse esa Constitución Quiteña porque el Marqués de Selva Alegre y otros tenían un proceso penal, a diferencia de la Constitución de Cádiz cuyo texto se envió a la Real Audiencia de Quito. En la Legislatura de 1813 el diputado Olmedo leyó el acatamiento del Cabildo de Guayaquil; Quito desacató y se acogió al silencio, a diferencia de otras provincias que difundieron su contenido y la aceptaron como Otavalo, Latacunga, Riobamba, Cuenca y Alausí. Fue muy difícil de cumplir la enseñanza del novísimo derecho constitucional en cátedra especial.
En otros territorios de América del Sur se hizo inaplicable por el avance del proceso de independencia, sin embargo élites intelectuales asimilaron su contenido y algunos ex constituyentes de Cádiz, como José Joaquín de Olmedo en 1830 al presidir la comisión de redacción de nuestro primer texto como Estado del Ecuador, habrá aportado su experiencia.