Usted es un novel consejero empresarial que vive en el extranjero y una importante firma le pide un reporte sobre Ecuador para decidir si invierte en el país. Se entusiasma. Está convencido de que su patria es la mejor y que tiene al fin un gobierno fuerte y responsable. Además, sabe que las inversiones benefician.
Entonces, y como aprendió en las aulas, deja de lado ideas previas y empieza a recabar información.
Uno de los primeros rubros que toca es seguridad. Va a la fuente y descubre que la media de asesinatos en el país en el 2010 fue de 20 por cada 100 000 habi-tantes. Algo escéptico y deseoso de que esto no desanime a sus clientes, lo compara con otros con fama de violentos: México, 14 por cada 100 000, Colombia 15. En este ámbito no tiene buenas nuevas. Sin embargo, no pierde la esperanza, siempre podría ser peor: Venezuela 48.
Va a otro rubro: competitividad. Un buen lugar de consulta sobre este tópico es el último reporte del World Economic Forum. Algunos lo desacreditan, pues dicen que es elaborado por neoliberales con intereses oscuros, pero usted sabe que no. Es preparado por respetados centros de estudios, entre ellos la Politécnica del Litoral.
Busca Ecuador y aparece en el puesto 105 de 135, uno de los peores entre los latinoamericanos. Reflexiona y concluye que quizás la región es la que en general aparece mal calificada, así que revisa los primeros lugares. Se equivocó, hay varios y el mejor es Chile, en el 30. Decide profundizar en el reporte, quizás encuentre algo destacable. Se va decepcionando. En los 12 elementos que se estudian para ‘rankear’ a los países, entre esos calidad de instituciones, macroeconomía, salud, educación y eficiencia del mercado laboral, Ecuador casi siempre está en las posiciones 100 para arriba. Sigue leyendo y llega a la ficha del país, allí se indican los principales problemas: inestabilidad política, corrupción, regulaciones laborales restrictivas e ineficiencia burocrática.
Continúa su labor. Ahora busca datos de Cepal. Espera que sus clientes sigan el ejemplo de tantas empresas que invierten en Ecuador, según lo afirma el gobierno. Se anima. Lo primero que descubre es que la inversión extranjera en la región aumentó 56% entre 2009 y 2010. Bien, ya sólo falta encontrar la cifra de su país. Otra decepción: en América del Sur fue el único donde descendió: 49 %.
Va entonces a otras fuentes para registrar crecimiento, grado de inversión y seguridad jurídica. Siguen las malas noticias. Al final, lo que menos deseaba -sabía que allí la situación es pésima- referencias sobre política: revuelta policial, periodistas bajo juicio, concentración de poder, etcétera.
Es el momento de redactar el informe. Usted es profesional y los datos son incontrovertibles: recomienda no invertir.