El Dr. Carlos López, injustamente apresado a quien conozco desde los 12 años cuando fui su compañero en el Colegio San Gabriel de Quito, siempre se caracterizó por su entereza, honestidad, alegría y don de gente que ahora parecería ser un “pecado” bajo las actuales circunstancias que maneja el Gobierno, él estuvo casi de guardia sin ser su especialidad pero tenía que atender a la Sra. Mazoyer, ciudadana francesa que fue asaltada y llegó en circunstancias extremas bajo las que -en cualquier país del mundo menos en Ecuador parecería- tenía un 99% de posibilidades de fallecer, querer culpar a un profesional por negligencias administrativas o trámites que nada tienen que ver con la práctica de ninguna de nuestras profesiones relacionadas con las ciencias biofísicas, exactas o naturales es como querer cortar la gripe “cortando la garganta”, la calentura no está en las sábanas y pedimos que se entienda que nuestros amigos y colegas médicos -yo soy Ingeniero Agrónomo- trabajan con personas que por más esfuerzos que a veces hagan tienen alto riesgo de morir según los casos, si vamos a ser justos entonces prémiese por cada 3499 personas que salvan la vida por una que puede perecer a lo largo de su vida profesional como médicos.
Lo contrario es desconocer el ámbito en el que se maneja la salud, la medicina y la vida médica y lo único que están logrando es desmotivar a quienes quieren seguir esa sacrificada y hasta antes del Gobierno totalmente respetada profesión que muchos la continuamos respetando tal vez por tener amigos y familiares que son excelentes profesionales del área de la salud de quienes podemos dar fe, como es el caso de Carlos, y por conocer por lo menos algo de este tema como pacientes a quienes han salvado, principalmente.
Ánimo Carlos, y sabemos que algún rato en el Ecuador se hará justicia ante estas injusticias, aberraciones, desempleo, etc., que se ha generado en el país desde el 2007.