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El asesinato de tres colegas de EL COMERCIO ha dolido a la sociedad que exige a las autoridades castigar a los culpables. Es también un rudo despertar: ya no somos la isla de paz, en contraste con Colombia y sus guerrillas, Perú que las tuvo, y Venezuela bajo el control de una sanguinaria y corrupta pandilla.
La banda delincuencial colombiana habría secuestrado a los periodistas como coerción para que el gobierno acepte algunos planteamientos, quizá que se les respete la impunidad para su negocio de narcotráfico, que al menos implícitamente le habría concedido el correato. El asesinato habría sido la respuesta a la falta de acuerdo. El secuestro y asesinato no eran previsibles, pero sí lo era el deterioro de la situación en la frontera norte, consecuencia del acuerdo de paz. Inevitable, porque al desmovilizarse las FARC, dejaron sin empleo a exguerrilleros, cuyo único oficio conocido es secuestrar, matar y robar. Muchos decidieron continuar ejerciendo la profesión. Ahora hay bandas herederas del negocio de las FARC, sin control de un comando central que ponía cierto orden en su accionar.
Esto sucedió en El Salvador: tras la desmovilización de la guerrilla Farabundo Martí en 1992, En el Salvador el secuestro y asesinato pasó a ser rutinario. Según el Foro Económico Mundial, uno de los tres países más peligrosos del mundo, junto con Colombia y Yemen.
La intención del gobierno de Lenin Moreno de recuperar el control de la frontera norte habría sido el detonante de la acción del grupo delictivo comandado por el Wacho. La reacción del gobierno, de declararle la guerra a ese grupo delictivo, es lógica. Pero no será fácil. Requeriría una acción conjunta con el ejército colombiano.
Grupos de esta índole suelen convertirse en administradores del territorio, incorporando a sus filas a los adolescentes, y haciendo a la población copartícipe de los beneficios. Suelen tener el apoyo de la población, y por su grado de penetración están en capacidad de detectar y ajusticiar a delatores, todo lo cual les permite esfumarse “como pez en el agua” cuando se acercan las fuerzas del orden.
Un peligro serán los actos terroristas. No hace poco volaron el oleoducto trasandino de Colombia, que cursa cerca de la frontera. El enfrentamiento con esta banda requerirá incrementar el presupuesto militar, ahora justo cuando estamos obligados a la austeridad .
La situación no sería tan crítica si el correato no hubiera cedido la frontera a la guerrilla. El Comandante ‘Raúl Reyes’ tuvo su centro de operaciones en Angostura, territorio nacional. Rafael Correa protestó airadamente cuando las fuerzas armadas colombianas lo ultimaron. Con los aviones de reconocimiento de EE.UU. operando desde Manta, no se habría arraigado el narcotráfico en territorio nacional.