@VicenteAlbornoz
Este es el recuento de un hecho que sucedió hace mucho, mucho tiempo, en una época tan lejana que hasta Freddy Ehlers trabajaba. Una época en la que en el país había esperanza, a pesar del bajísimo precio del petróleo, un país donde podía cantársele a la naturaleza sin que el gobierno tenga que pagarles fortunas a los artistas que así lo hacían.
Es el recuento de una época en la que la economía podía crecer y la pobreza caer, donde teníamos una moneda propia, pero lo suficientemente bien manejada que la inflación caía. Un país donde el color verde significaba naturaleza y esperanza y no represión. Un país que sin complejos se abría al mundo y se enfocaba a un crecimiento sin depender del petróleo. Un dulce país de maíz y naranjas en el que existía la recordada Fundación Natura.
Me refiero al país en que se lanzó la canción “Verde Manzana”, el Ecuador de 1992. Hace poco volví a ver su estreno que se dio durante el programa La TV conducido por Ehlers. En el video, que está disponible en YouTube, Ehlers anuncia que, con el auspicio de Fundación Natura, se presenta la composición de Ricardo Williams y Santiago Luzuriaga.
Y al hablar de un país “verde como una manzana”, de “palmeras y montañas, que sabe a coco y a caña”, la canción transmite optimismo que en esa época no se contradecía con la compleja situación económica. Porque si bien el entorno era difícil, el buen manejo de la economía le daba un futuro al país.
Porque en 1992 el barril de petróleo estaba en USD 16,7 (equivalente a 25 dólares actuales), pero eso no importaba porque el presupuesto del Estado estaba equilibrado y no teníamos un gobierno quebrado. Y la solidez de la política económica permitió que los salarios suban más que la inflación, pues entre 1992 y 1993 el mínimo vital creció 15 puntos por encima de la inflación (los empleados aumentaron su poder de compra)
Y la economía creció en 1992 al 3,6%, claro que con un sector público que representaba solo el 28% del PIB y hasta se achicaba.
Hoy, cuando el Yasuní y la Refinería del Pacífico nos han quitado la esperanza de cumplir ese deseo, tan melodiosamente expresado por Williams y Gabriella Perotti, de ofrecerle al país que “voy a cuidarte con tu agua y tu aire, por tus bosques y tus mares”, tenemos un barril de petróleo que está alrededor de 25% por encima del que teníamos en 1992 (obviamente descontando la inflación), pero la economía se contraerá en 4,5%. Y todo esto con un sector público que representa el 40% del PIB (y eso porque se encogió en cuatro puntos frente al 2014).
Bueno era el verde naturaleza, el verde esperanza y tan sensatas eran las políticas económicas que la pobreza cayó 7 puntos entre 1992 y 1993. Frente a eso, este 2016 la pobreza crecerá a nivel nacional, como ya lo hizo el año pasado. Malas épocas para el color verde.