Enfrentarse a la locura sin parámetros, ciega y sorda, permisiva es, hoy, normal. Nos deja sin palabras. El entendimiento no alcanza, la lógica no funciona y el sentido común queda sin adjetivo que lo describa. No es raro, ojear los titulares, escuchar comentarios o entrevistas en radio y televisión, revisar los medios sociales, y quedar, con la boca desencajada. Robo es robo, corrupción es corrupción.
Algunos, optimistas, imaginaron momentáneamente, un Ecuador a la puerta del cambio, que acabara con la irracionalidad de la última década. Anhelando que las cosas volvieran a un rumbo que la razón alcance a abrazar, comprender, en el sentido más profundo de la palabra. Buscándole una salida a la locura, a lo extraño que es haber llegado a una casi complicidad permisiva, que lo ilógico sea el diario vivir de un país. No podemos permitirlo. La locura, ciega ante las pruebas, sorda ante las acusaciones se convierte en confusión.
O, será, justamente, que, ¿la locura es el método? Y que, aparece, esta isla de impunidad, donde la razón y el sentido común han sido atacados por este método de no ver y de excusar la realidad que en otros países ya salió a la luz, sin importar a quién toca, con transparencia, caiga quien caiga.
Un pueblo confiado, inocente, crédulo, optimista, en búsqueda de un futuro. Débil, pero con esperanza de sobrevivir. Esos hombres y mujeres llenos de expectativa por un futuro mejor, confían en todo lo que escuchan, como si fuera cierto, y el juicio se les va de a poquito, cada mañana, cuando ven que sus sueños no están más cerca de hacerse realidad. Se le une al pueblo, los llamados oposición, luchadores incansables por sus principios y, sufren todo tipo de vejaciones, simplemente porque no están de acuerdo con dejarse llevar por la locura. El contendiente, otro grupo, de vivos, insaciables, politiqueros con ambición de poder y mucho dinero. Confrontándose en duelo de vida o muerte, adversarios impares. Advierto, comprendo, que la locura que aparentan, al no entender las contradicciones, no es sino un método, otro más, para dividir, debilitar, desaparecer, intentar por lo menos, confundir, la moral todos. Un método, que se repite más allá de las fronteras, exquisitamente delicado, sutil, casi imperceptible.
Método o locura. ¿Chifladura de ellos por ambición de poder? ¿Locura del pueblo que ya no logra comprender nada? ¿Método para desequilibrar a quienes no poseen el sentido común en alerta? ¿Locura aparente para llegar al método que de todos haga dementes?
Se la juegan, la locura se cura de puro susto ante las realidades que puedan atacar el bolsillo del ciudadano común. Los números de aprobación descienden, la paciencia se achica, el miedo se fue y los miedosos actuales están re protegidos. Pero la mayoría que lo permitió se convierte en minoría y cuando el asfalto recoja los pasos de los desesperados, el método tendrá que alejarse de la ciega y sorda locura.