La ‘cirugía mayor’ no basta

El equipo del presidente Lenín Moreno lanzó esta semana dos nuevos misiles intercontinentales. Alcanzaron el objetivo y dejaron el campo arrasado para que podamos ver cuánto es posible esconder bajo un discurso progresista y unas prácticas políticas atrabiliarias, irresponsables socialmente y económicamente depredadoras. Para que contemplemos cuánto daño hace la falta de contrapesos políticos, de transparencia y de alternancia.

En 640 obras contratadas entre 2008 e inicios de 2017 hubo una diferencia de USD 1 837 millones entre el precio inicial y el final y se necesitarán cerca de 1 000 millones para solucionar fallas estructurales, legales y financieras. En los canales de televisión incautados y públicos se denunció un manejo irresponsable y dispendioso, con millonarias pérdidas.

Ya es tiempo de que se calcule sin pasiones cuál es el costo financiero de esta demencial carrera de construcciones y endeudamiento sin estudios, sin fiscalización y sin límites, que dio lugar a que los entontecidos por el dinero fueran más, muchísimos más. Si los viudos y viudas del poder siguen pensando en el regreso del expresidente Correa, deben concretarlo lo más pronto posible, porque el país sí que necesita una explicación de primera mano.

También Moreno y sus estrategas, después de estas y las anteriores denuncias, deben concentrarse en dos objetivos: asegurar la viabilidad política de las reformas económicas urgentes y asegurar el Sí en la consulta popular. Para ello, tienen que forzar la definición de la correlación de fuerzas dentro del movimiento oficialista. Por supuesto, no es fácil pasar de la fragmentación y el desgaste a la consolidación de un bloque orgánico, pero ahí se pondrá a prueba el liderazgo de Moreno.

Otra tarea pendiente en medio de la crisis múltiple es ir trazando líneas más claras en un aspecto esencial como el frente externo, en donde persiste la dicotomía entre los propósitos económico-comerciales y los discursos políticos. Si bien hay exfuncionarios que hoy reniegan de la mesa servida, hay funcionarios prorrogados que en un abrir y cerrar de ojos enarbolan nuevamente el discurso de la autarquía económica. ¿Es eso lo que realmente quiere Moreno?

También es indispensable que el Presidente no repita errores como apoyar incondicionalmente a su representante en el IESS, cuando éste aún debe responder ante la Contraloría. Y tampoco es conveniente que el Contralor enfile todas sus armas contra el vicepresidente Jorge Glas, preso por presunta asociación ilícita, pues crea un precedente delicado sobre la destitución de funcionarios y pone en tela de duda la independencia de funciones. Hay que ser y parecer.

Si no se resuelven estos aspectos estructurales y se cede a la vanidad del poder, en poco tiempo incluso la ‘cirugía mayor’ puede volverse política y socialmente improductiva.

Suplementos digitales