La prensa informó que una delegación público-privada viajará durante 30 días para visitar seis países –China, EE.UU. Reino Unido, Suiza, Suecia y Noruega– en busca de inversión extranjera.
El país requiere con urgencia recursos frescos por lo que, desde ese punto de vista, aquel viaje estaría justificado. El problema es que, muy probablemente, todo ese esfuerzo no producirá resultados concretos. ¿Por qué?
Para levantar recursos del exterior no hace falta emprender una peregrinación al estilo de Marco Polo. Ahora hay que ir a Nueva York y, con el auspicio de un gran banco de inversión, presentar los proyectos que el Gobierno y el sector privado tengan en carpeta.
Presentar los distintos proyectos de inversión es necesario pero no suficiente. Porque negocios agroindustriales o de construcción –como los que la delegación ecuatoriana lleva bajo el brazo– hay en todo el mundo. (Supongo que los viajeros repararán en ese detalle durante cada visita de su largo periplo).
Para que resulten atractivas las propuestas de valor de cada proyecto deben ir acompañadas de un plan macroeconómico creíble que brinde certeza al inversionista de que su dinero no se desvanecerá porque sabrá que el Ecuador sí está resolviendo los desequilibrios más graves que le afectan.
Seguramente, la delegación ecuatoriana presentará un modelo de negocio impecable para una planta agroindustrial, por ejemplo. Aún así, la inversión requerida podría ser demasiado riesgosa o, incluso, inconveniente si resulta que el entorno macroeconómico conspira inevitablemente contra un negocio que, en otras condiciones, podría ser muy rentable.
Además de un plan económico también se deben presentar mecanismos legales e instrumentos financieros de última generación para que esa inversión extranjera pueda venir rápidamente y en condiciones transparentes.
¿Se imaginan ustedes a los inversionistas de un cantón suizo abriendo una sociedad anónima en Ecuador? Durante la última década, el país ha irrespetado todas las leyes y tratados de inversión. Se sabe, además, que la Función Judicial fue intervenida por el Ejecutivo. (El Presidente de aquella época lo dijo).
Para que el dinero venga se requieren mecanismos legales que brinden verdadera seguridad jurídica como un fideicomiso de inversión regido por las leyes de Nueva York –sobre el cual escribí hace unos meses– e instrumentos financieros, como bonos convertibles o acciones preferentes, que atenúen los riesgos de invertir en una economía en problemas como ecuatoriana.
Visitar a los inversionistas en su propia casa suena bonito pero no es práctico. Hagamos bien la tarea y lancemos una búsqueda estratégica de inversiones desde un gran centro financiero. Sólo de esa forma tendremos oportunidad de éxito.