Estamos viviendo la recesión más larga de la historia del Ecuador. Con cinco trimestres consecutivos de caída de la producción, esta es la recesión más larga que hemos tenido, al menos desde que hay datos comparables.
La caída contante en la producción que viene desde el tercer trimestre del 2015, la pone a estita en la misma duración que el anterior récord, la crisis de 1999. El problema es que la anterior recesión terminó en el segundo trimestre del 2000, mientras que esta todavía no acaba.
No existe una definición oficial de que es una recesión, pero en general se acepta que una economía está en esa situación si su producción cae por dos trimestres consecutivos.
Evidentemente, una caída de la producción durante cinco trimestres califica, más allá de cualquier duda, como una fuerte recesión.
La forma correcta de medir si la producción cayó en un trimestre específico es comparar lo que el país produjo en esos tres meses (el PIB trimestral) con el dato del mismo trimestre del año anterior. Nuevamente, bajo ese parámetro, y según los datos del Banco Central, llevamos cinco trimestres de caída.
La forma incorrecta de medir si la producción cayó es comparar un trimestre con el inmediatamente anterior. Sería como comparar manzanas con naranjas porque, por ejemplo, el primer trimestre de un año cualquiera es distinto al cuarto trimestre del año anterior. No sólo que duran un número diferente de días, sino que se caracterizan por diferentes ritmos de producción, distintos calendarios agrícolas y divergentes comportamientos de los consumidores.
Insistiendo en el ejemplo, en el cuarto trimestre de un año (que dura 92 días), los consumidores están en un ánimo mucho más festivo y consumista que en el primer trimestre del año siguiente, que, además, sólo dura 90 días. Por lo tanto, sería un error comparar un primer trimestre con un cuarto.
En conclusión, haciendo la comparación correcta (técnicamente conocida como “inter anual” o “t/t-4”), el Ecuador lleva cinco trimestres de contracción consecutiva, algo que sólo había ocurrido una vez en la historia, en la tremenda crisis de 1999-2000. Claro que en esa ocasión la crisis fue más profunda, pero hoy la hemos igualado en duración.
El gran problema es que todavía no se puede aseverar que la crisis ha terminado, porque nada indica que la economía haya recuperado su crecimiento. El último dato disponible señala que en el tercer trimestre 2016 el país produjo 1,6% menos que en el tercer trimestre 2015.
Si quisiéramos ser muy optimistas, podríamos decir que en este último trimestre caímos menos de lo que caímos en el anterior, lo cual equivale a decir que la economía igual nos está ahorcando, pero más lento. En otras palabras, la situación es tal que ni pecando de optimista se puede ver la luz al final del túnel.