El cambio de “estilo”, promovido por el presidente Lenín Moreno a su gobierno, todavía no llega a la cancillería. La tibia postura del Ecuador frente a los abusos y atropellos del presidente Nicolás Maduro en Venezuela es una muestra de ello.
Todos pensamos que el giro dado por Moreno en el manejo del sector social, económico, seguridad, energía, inversión y medios de comunicación iba a tener su correlato en la política exterior. Pero parece que esto no es así.
Pese a que la ministra de Relaciones Exteriores, María Fernanda Espinosa, ha iniciado un proceso de diálogo y consultas con diversos actores de la sociedad para actualizar la Agenda de Política Exterior, la postura del Ecuador frente a la situación de Venezuela no tiene relación con la orientación del nuevo presidente. Al contrario, no hay diferencias con la errática y deplorable conducción del país a nivel externo de parte de sus antecesores Ricardo Patiño y Guillaume Long.
Parecería que ese pacto entre La Habana, Caracas y los gobiernos “progresistas, revolucionarios, populistas y de izquierda” se mantiene intacto. No importa si uno de ellos está salpicado hasta el cogote de denuncias de corrupción, hay evidencias claras de abuso de poder o violan reiteradamente los derechos humanos. ¡Hay que hacerse de la vista gorda y respaldarlos!
En una entrevista publicada el pasado domingo en este Diario, la ministra Espinosa dijo: “reiteramos la no injerencia y la autodeterminación de los Estados. La actitud de Ecuador es de profundo respeto. Hemos estado trabajando en el tema de Venezuela, (en) silencio, con seriedad, respetando las instancias. Se trata de comprender la situación interna y prestar el acompañamiento si somos requeridos”.
No obstante, frente al atropello que ha significado esta convocatoria realizada por Nicolás Maduro a una nueva Asamblea Constituyente, los gobiernos de Colombia, Panamá, Argentina y Perú anunciaron que desconocerán los resultados del proceso. Incluso el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha manifestado su preocupación “de que las autoridades venezolanas continúen violando el derecho de reunión al dispersar de manera violenta las manifestaciones”.
En este contexto, ¿cómo podemos valorar la posición de otros países de la región y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas? ¿Están equivocados? ¿Se trata, como dice la ministra, de comprender la situación interna de Venezuela y respetar? ¿Estamos comprendiendo bien lo que significa no injerencia y autodeterminación de los Estados? ¿Los más de 120 muertos significan algo para la ministra Espinosa?
Reitero. Es lamentable la postura que tiene actualmente el Gobierno del Ecuador a nivel externo.
El tema de Venezuela debería ser un motivo para liderar acciones y no ir a la cola de gobiernos autoritarios, corruptos y antidemocráticos.