Las fronteras de las ciencias son el hasta dónde ha llegado el hombre en los diversos campos del conocimiento. El conocimiento científico producto de investigaciones sistemáticas y no de meras especulaciones por avanzadas y brillantes que sean. La historia de la civilización humana resulta ser una portentosa aventura intelectiva que se inicia con el conocimiento empírico y da un salto extraordinario con la escritura.
El fiel registro de lo que va evidenciándose es el sustento de la experimentación y la comprobación, de hechos, cuyo resultado es el conocimiento científico. El progreso en todos los campos no es otra cosa que el haber ido de frontera en frontera por la insaciable vocación del hombre por saber cada vez más y más.
Eso de ir de frontera en frontera supone, igualmente, la capacidad del hombre para haber solucionado problemas tecnológicos que se le ponían al frente, como desafíos, pues cada nueva frontera suponía mayores complejidades. Una historia épica la que nos va conduciendo al conocimiento de las funciones de la corteza cerebral o del cosmos. Biólogos, físicos, matemáticos, genetistas, etc., todos a una en un empeño imparable. Son esfuerzos colosales en los que se hallan comprometidos los países desarrollados.
¿Las fronteras del conocimiento científico en nuestro país? ¡Nada de darnos pena ni hacernos los tristes! ¡Peor cultivar esa victimología con la que quedan obnubiladas las facultades de buena parte de los pueblos del Tercer Mundo!
Los investigadores científicos con los que sí contamos son la evidencia de que somos capaces de las grandes disquisiciones, que no otra cosa es eso de ponerse a investigar y llegar a fronteras con la adquisición de nuevos conocimientos, aportaciones originales, con resultados que se suman a los más avanzados. Caben como ejemplos los que vienen a continuación:
Juan Carlos de los Reyes: “Procesamiento matemático de imágenes: de la teoría a la práctica”. Édgar Carrera: “Búsqueda del Boson de Higgs del modelo estándar y sus implicaciones sobre nueva física”. Ericsson López Izurieta: “Estudios de efectos relativistas sobre las propiedades intrínsecas de la radiación de los jets en galaxias activas y blazars”. Rommel Montúfar Galárraga: “Dinámica genética de las poblaciones de palmeras en Ecuador”. Eduardo Valarezo: “Evaluación de la flora aromática del Sur de Ecuador”. Luiggi Martini Robles: “Investigaciones sistemáticas de la parasitología ecuatoriana”. Juan Francisco Fierro-Renoy: “Manejo protocolizado del nódulo tiroideo y el cáncer de tiroides: 20 años de seguimiento”. César Paz y Miño: “Genética y cáncer en población ecuatoriana”. Gabriel Trueba: “Patógenos causantes de diarrea en el Ecuador”. Juan Cordero Íñiguez: “La Tomebamba Imperial”.
Unos tantos otros, protagonistas también de esfuerzos titánicos.