Me remito al título de la obra “El cuentero de Carondelet”, que dedicara en el 2013 (primera edición, 254 páginas) el escritor argentino Nicolás Marquez al entonces Presidente del Ecuador, que se imprimiera en ese país y que circulara acá en ese momento en un número reducido. La obra recoge, como señala en el prólogo el reconocido político y economista Ricardo López Murphy, un análisis muy crítico del mandatario, con referencias prácticas y comprobables y elementos de juicio abrumadores, relacionados a los primeros años de su administración (2007-2012), sin contar con lo peor que vendría luego hasta el 2017.
El libro refleja la realidad de su pasado público y privado, sus ancestros, el trauma familiar, testimonios cercanos y críticos, la vida estudiantil y universitaria, la ideología populista, los ultrajes a la libertad de expresión, a las instituciones y a la democracia, la criminalización de la protesta, la represión mediática, el caso del 30S, la consulta popular del 2011 con la que prometió públicamente meterle la mano a la justicia y así lo hizo, con un análisis de los jueces designados al máximo tribunal.
Hoy, con ocasión de la consulta popular convocada por el Ejecutivo para el 4 de febrero próximo, el encanto del poder ha llevado a quienes disfrutaron del mismo durante más de diez años a volver desesperadamente a tratar de impedir que con ese referendo se recupere algo de la institucionalidad y le cierre el paso a la reelección indefinida tras un nefasto gobierno autoritario, atropellador de los DD.HH. y las libertades, en el que hoy se evidencia que permitió actos de corrupción, que ha llevado a la cárcel con sentencia a quien fuera hasta hace poco Vicepresidente, ex ministros de Estado y ex altos funcionarios petroleros, en el debido proceso y con derecho a la defensa. Todo esto solo en el sector hidrocarburífero. Qué saldrá si algún día se investigan hechos en los otros sectores en donde se movieron miles y miles de millones de dólares en telecomunicaciones, electricidad y fundamentalmente la contratación de deuda cara, a tasas de interés altas y a corto plazo, como fueron las negociaciones con China, Tailandia y otros.
Resulta que el “redentor” ha vuelto para tratar de convencer a ciertos ecuatorianos, que no tienen la capacidad del análisis de la realidad, que otra vez retorna el paraíso y la oferta demagógica cuando él dejó una difícil situación económica con despilfarro de los recursos públicos, que obliga a tomar correctivos, reducir el enorme gasto público y aprobar un programa responsable. Con cinismo y desesperación hoy pretenden victimizarse y señalar que con la consulta se afectarán sus ambiciones personales, se concentra el poder y se atenta contra principios democráticos, cuando ellos hicieron exactamente eso la década que gobernaron.