‘Primer día de lo mismo’

“Ultimo día del despotismo y primero de lo mismo”, expresión célebre que amaneció pintada en las paredes de las calles quiteñas (1 822), al día siguiente de la declaración de independencia, parece ajustarse bien al proceso de transición de poder político que acaba de ocurrir en Cuba estos días.

El que el nuevo presidente del Consejo de Gobierno de la Isla cubana no sea un Castro ha sido un elemento en el que se ha hecho mucho hincapié, con la esperanza, supongo, de que la “transición” pudiera traer alguna sorpresa y nuevos rumbos para un país sumido en el absolutismo, la pobreza y la falta de libertad, en tiempos donde el mundo derriba fronteras geográficas, intercambia productos de norte a sur y de este a oeste y dónde la información viaja a la velocidad de la luz, pero que en Cuba se atrofia, con consecuencias adversas para miles y miles de cubanos.

El que la economía cubana dependa mayormente de la caña de azúcar, el tabaco y licores, que su población acceda limitadamente al manejo del internet ( 40 % ), que el salario estatal promedio de los cubanos sea de USD 30, las exportaciones del 3.84% y las importaciones del 13.43% del PIB, la tasa de crecimiento del 1.6% para 2017 (EL COMERCIO 19 de abril 2018 y datosmacro.com), reflejan más que indicadores económicos o sociales su lento crecimiento y su poca incursión en el proceso global del planeta.

No pudo la caída del muro de Berlín (1 989), ni la disolución de la URSS (1 990) y la condena de un pensamiento decadente, recuperar la libertad y la democracia de esa hermosa isla del Caribe, inquieta y tropical como todas las Antillas, dulce por la caña verde que engalana sus tierras y por la calidez de su gente, con mucha razón Colón al pisar tierra cubana, habría dicho, : ‘Esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto jamás’.

La gente aguarda ansiosa libertad económica y política, democracia, apertura comercial, respeto a los derechos humanos, fin de la represión y mejoramiento de la calidad de vida, esencia fundamental de todos los pueblos.

Penosamente, Miguel Díaz - Canel, el nuevo presidente del Consejos de Estado y de Ministros, resultado de una elección de una lista única y designado por un parlamento conformado acorde a la ¨democracia cubana¨ por miembros afines al partido, ha reivindicado el legado de los Castro y con ello la Revolución Cubana de 1 959 y el imperio del Partido Comunista de Cuba (PCC) como partido único y sistema político de esa Nación, consagrando con ello el continuismo de un sistema que por sus resultados alcanzados en 59 años de aplicación parece obsoleto.

La oposición y la sociedad civil activa sin embargo, no pierden la esperanza de que este cambio signifique una oportunidad para mejorar la calidad de vida del pueblo cubano y escribir una nueva historia local y regional.

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